El turismo en Portugal remontó el vuelo en agosto

Tras un mes de julio complicado para el sector turístico portugués, las visitas al país vecino han sido masivas con motivo del fin de las vacaciones de verano

Imagen de las calles del centro de Valença do Minho, abarrotadas de visitantes durante el mes de agosto, recuperando una imagen habitual antes de la                                           pandemia.
Imagen de las calles del centro de Valença do Minho, abarrotadas de visitantes durante el mes de agosto, recuperando una imagen habitual antes de la pandemia.

Uno de los destinos predilectos por los turistas vigueses en las fechas estivales acostumbra a ser la región norte de Portugal. Esta zona tiene una gran importancia histórica y cultural, de hecho el nacimiento del país luso como nación tuvo lugar en este mismo espacio durante el siglo XII.

En este territorio uno de los principales atractivos turísticos es la fortaleza de Valença, situada en el distrito de Viana do Castelo. Durante todo agosto han sido habituales las largas colas de coches que esperaban su turno para acceder a la ciudad amurallada. Una vez dentro, aparcar resulta misión casi imposible recuperando una estampa habitual que hacía tiempo que no se veía en la fortaleza.

Este mes que termina ha traído consigo una constante visita de turistas, que según comerciantes de la zona son en un gran porcentaje “españoles y gallegos” como dicen coloquialmente los portugueses. Estos locales, en su gran mayoría especializados en souvenirs del país luso tales como figuras, postales, ropa y en las famosas toallas, rebosan de clientes en las horas previas a la comida.

Responsables de estos negocios concuerdan en que “el turista que visita el norte de Portugal se lo suele tomar como si esto fuese un centro comercial, por lo que nosotros tenemos que enfocarlo del mismo modo. Aquí vienen, compran un par de recuerdos, se sacan fotos y para ir a la playa tienden a optar por irse más al sur o incluso a la zona de Vigo. Nosotros estamos encantados con el cliente español pero puede ser que se estén perdiendo detalles y rincones encantadores de nuestro país.”

A partir de las dos de la tarde los principales protagonistas son los restaurantes y bares, que cuelgan el cartel de completo con la llegada de comensales dispuestos a disfrutar de las especialidades portuguesas como el cocido, el “leitão”, la francesinha, la feijoada o el popular bacalao.

Este pescado es uno de los puntos fuertes de la gastronomía lusa. El plato se caracteriza por el método de conservación del bacalao, que se pone a secar al sol y se sala para que se preserve, como se hacía antaño, dejando un inconfundible sabor que hace las delicias de los comensales locales y foráneos.

En este sentido los hosteleros portugueses comentan que el mes de agosto ha sido el salvador de su temporada tras unos meses de junio y julio con negativas cifras que hacía años que no se daban.

“Desde el 15 de julio hasta el 15 de agosto la gente ha venido en masa, no nos lo esperábamos para nada. Según comentan los clientes, ha influido mucho el regreso del buen tiempo y el avance en la vacunación, ya que la pandemia supone un miedo para muchos visitantes”, explica la regente del restaurante O solar do Bacalhau, uno de los que más clientes acumula a las horas centrales del día. Del mismo modo, explica que es el primer verano que abre sus puertas desde la irrupción del coronavirus y que no es el único negocio que ha tomado estas medidas debido a esta situación.

“Hay gente que vienen a propósito solo a probar el bacalao. Hay un dicho portugués que dice que hay 365 maneras distintas de cocinarlo, una para cada día del año. Está claro que cada cocinero lo hace con una técnica diferente según sus gustos, pero aquí hay una receta secreta muy exitosa”, comentó entre risas.

Oporto como vía de escape a la pandemia

El país luso es el destino de jóvenes que huyen de las restricciones

Imagen de uno de los parques más populares de Oporto, repleto de jóvenes al caer la noche.
Imagen de uno de los parques más populares de Oporto, repleto de jóvenes al caer la noche.

Otro de los motivos por los que Portugal es un destino tan solicitado es la relajación de las restricciones por el coronavirus, que según los viajeros no tienen nada que ver con las españolas y más concretamente con las gallegas. Noa, Uxía, Estela y Lucía son un grupo de estudiantes viguesas que han optado por visitar Oporto para apurar sus últimos días de vacaciones tras unos meses complicados en la comunidad gallega.

“Decidimos viajar en verano porque durante el resto del año ha sido imposible y estamos hartas de la situación. Nos encanta conocer sitios nuevos y la pandemia nos ha quitado esa posibilidad. Portugal siempre nos pareció la mejor opción porque las restricciones son más permisivas que en Galicia. Venimos buscando más libertad y la verdad es que la hemos encontrado”, comentan durante su estancia en la ciudad lusa.

Por otra parte, aseguran que Oporto se encuentra “plagada” de gallegos que se han desplazado allí por el mismo motivo y que los parques y plazas “parecen discotecas” a partir de las diez de la noche. “El botellón es una realidad en toda Europa. En España hay un fuerte control de esta actividad pero aquí es raro ver a un Policía patrullando esta situación. No estás con la tensión de que puedan venir a multarte y te encuentras mucho más a gusto”, explican las turistas viguesas.

Las jóvenes subrayaron que otro de los motivos de peso que las llevó a ellas y a más gallegos al norte de Portugal fue “la facilidad de transporte”. “Hay un bus directo que sale de Santiago de Compostela y te deja en el centro de la ciudad. Una de nosotras salió un día más tarde y tuvo que venir en su coche, a la vuelta volveremos con ella. En 2 horas llegamos aquí y ya empezamos a hacer turismo, es un destino muy cómodo. Visitamos la Catedral, el Estadio do Dragão, el Puente Don Luís… Esta ciudad es una destino obligado para cualquiera y más para alguien de Vigo o de Galicia que la tiene tan cerca”, afirman.

Por otra parte, el país vecino se está convirtiendo en un destino común para compañeros de estudios que viven en diferentes localidades españolas, normalmente relacionados por la beca Erasmus. Oporto, Lisboa, Aveiro o Coimbra son algunas de los destinos más populares para matricularse en el extranjero. Por este motivo, durante el verano se convierten en el escenario de reencuentros muy esperados por los jóvenes españoles. “Quedé con unos amigos de Salamanca que conocí en el Erasmus aquí en Oporto y como nos queda cerca a todos, decidimos volver y vernos unos días”, asegura uno de los chicos que acompañó en este viaje a las viguesas.

Contenido patrocinado

stats