Los timos inmobiliarios siguen al alza en Vigo por la dificultad para alquilar

Cada día en Vigo, una media de casi diez personas son víctimas de una estafa a través de internet (redes sociales, plataformas, whatsapp…). A pesar de los esfuerzos en prevenir los engaños por vías telemáticas, su diversificación y especialización complican su freno. El incremento en lo que va de año en este tipo de delitos fue de más de un 5%, según Interior.

Buena parte de estas estafas están vinculadas ya con el alquiler, un ‘nicho de mercado’ para el delincuente que sigue al alza en la ciudad por la dificultad de acceder a una vivienda.

De este incremento dan fe los juzgados, que acumulan denuncias de afectados, y que en el último año han sentado en el banquillo a ocho estafadores, dos reincidentes múltiples. En total, 21 víctimas viguesas han logrado que se identificara y detuviera a sus timadores, aunque la mayoría todavía no ha logrado recuperar su dinero, pese a las condenas.

“Cada vez nos encontramos más casos, pero hay quien decide no denunciar porque las esperanzas de conseguir la devolución de lo perdido no son muchas”, explica un abogado vigués que afirma recibir cada vez más consultas de asesoramiento de personas afectadas. Si bien, tal como alertaban colectivos como SOS Racismo, son colectivos en situación vulnerable las presas más fáciles. Migrantes o ciudadanos con escasos recursos son captados por estafadores que pueden llegar a hacerse pasar por agentes inmobiliarios, logrando un importante beneficio a costa de apropiarse de cantidades no muy altas pero sí de forma continuada.

Su ‘modus operandi’ apuesta por el ‘phising inmobiliario’, mediante mensajes de Whatsapp o páginas web ofertando alquileres a bajo precio, sin requisitos por alquileres que luego no existen, pero por los que cobran por adelantado.

Víctimas de un alquiler ficticio: “Se aprovecharon de nuestra situación”

Angel y Breson fueron víctimas hace tiempo de una estafa en el alquiler de habitación. Ambos consideran que “se aprovecharon de su situación" por ser personas con escasos recursos. “Para nosotros todavía es más complicado acceder a un techo”, afirma Ángel, quien llegó a vivir en un cajero. Usuarios de comedores sociales, saben que no son los únicos que pasaron por algo así, perdiendo cantidades que en su caso hicieron tambalear su sustento diario.

Los dos confiaron en una oferta que resultó ser falsa y adelantaron el pago. “Yo estaba en una habitación, pero el dueño me dijo que me tenía que marchar, fue entonces cuando recibí por whatsapp un mensaje de un alquiler que podía pagar y me lo creí porque no tenía opciones o eso o irme a la calle. Me solicitó 200 euros para darme las llaves. Yo los ingresé, pero después nunca me las dio”. A la espera todavía de juicio, Ángel, por fortuna logró encontrar tiempo después otro lugar donde reside ahora. Su amigo Breson también sufrió una situación similar. “Siempre es lo mismo”.

Se trata de una forma de actuar que se repitió incluso con varios de los desalojados de la calle Fisterra. Personas con una necesidad urgente a las que curiosamente les llegaba una oferta cuando se veían sin posibilidades, en la que no se les exige requisitos de avales o nóminas.

En el goteo de denuncias que se registran en Vigo, también hay personas migrantes y jóvenes, como una de las víctimas de uno de los estafadores con más causas que explicaba tras el juicio cómo gastó todo lo que tenía ahorrado por un alquiler que nunca llegó a materializarse.