Sudaderas y camisetas por 10 euros y dos horas de cola

Regresó el Jaleo Village, el mercado de ropa ‘vintage’ de segunda mano más popular de España. Lo hizo tres meses después de dejar una gran imagen en su primera vez en Vigo, con largas colas para acceder a la Sala Muta. Ayer, en su primer día, se volvió a repetir esa imagen ya desde primera hora de la mañana. Los más madrugadores tuvieron que esperar hasta dos horas para que la organización abriese las puertas y poder acceder al recinto, mientras que la cola se fue generando hasta doblar la esquina con la Rúa Ecuador. “Hemos hecho bien en venir hoy, mañana seguro que hay mucha más gente”, comentaban unas chicas mientras se colocaban las últimas a la espera de que avanzase la cola.

Dentro del mercado, se podría encontrar prendas de todo tipo: desde una camiseta retro del Borrussia Dortmund del año 98 hasta sudaderas de marca en diferentes colores y tallas. También pantalones y camisas, aunque no era lo más buscado. Los clientes, ya atraídos por los primeros rayos de sol de la primavera, demandaron más camisetas cortas, deportivas, o sudaderas ligeras y ‘molonas’. “Solo vengo a buscar ropa de Adidas. Ese es mi objetivo”, indicó Rafael Orge, aunque en su mano también llevaba alguna prenda de Nike, la competencia: “Es la excepción que confirma la regla. Me llamó la atención y automáticamente la cogí”. La clientela no se conformaba con solo una prenda. La mayoría salía de la Sala Muta con varias bolsas llenas. Ya fuese de marcas tan conocidas como The North Face, Burberry, Tommy Hilfiger. Aunque la zona más concurrida fue el área deportiva, con camisetas de fútbol volando en cuestión de minutos. Los más rápidos, se llevaban el premio. “Van a estar cotizadas. Si no encuentro, me conformo con una chaqueta chula”, aseguró Bruno, otro usuario a la espera en la calle.

Aunque ayer fue su primer día, poco le hizo falta saber a la organización que, una vez más, Vigo sería un éxito de llamamiento. La mayoría aseguró enterarse en redes sociales, sobre todo Tik Tok e Instagram, pero en otros funcionó el boca a boca. “Me avisó mi hermana y estoy muy feliz, porque en diciembre llegué una hora tarde y había una cola imposible”, indicó Noelia Justo. En su mano llevaba una gabardina color ocre, así como un par de sudaderas: “Vine a por una gabardina y la encontré. Estoy encontrando muchas cosas guays”. A golpe de megáfono, se anunciaba que el turno finalizaba (eran pases de media hora). Con ello, nuevas prendas y nuevos clientes, deseosos de encontrar su ‘outfit’ favorito. Poco importó la espera previa porque una espera de 2-3 horas bien vale para renovar el armario a un muy buen precio.