San Roque une a devotos y romeros
La misa grande congregó a miles de personas bajo un intenso sol de mediodía que provocó desvanecimientos
Devoción y diversión se dieron cita ayer en la jornada principal de las fiestas dedicadas a San Roque, el patrón popular de Vigo, el más querido junto al Cristo de la Victoria pese a que la patrona oficial es Santa María, cuya procesión se celebró el lunes y apenas congregó a medio centenar de personas.
Por el contrario, miles de personas acudieron al Pazo de San Roque para disfrutar de unos festejos que cada año se extienden más allá de los límites de la finca, por todas las calles adyacentes. Éstas están destinadas a los numerosos puestos de venta ambulante en los que predomina la venta de velas de todas las formas y tamaños.
A pesar de la gran variedad, son los tradicionales cirios los preferidos por los devotos, que ayer soportaron estoicamente la misa del mediodía y la posterior procesión bajo un sol de justicia del que intentaban resguardarse bajo los toldos de los puestos, los árboles de la plaza principal e incluso aprovechando la estrecha sombra que proyectaban las farolas.
Otros se protegían con abanicos y bajo paraguas y sombreros muchos de ellos improvisados con pañuelos y chaquetas ya que, aunque los termómetros marcaban veintiséis grados, la sensación térmica era mucho mayor y no faltaron los desmayos y mareos producidos por golpes de calor, sobre todo entre las personas más mayores y también un integrante del coro. Así, al menos tres personas tuvieron que ser atendidas por los voluntarios de Protección Civil durante la misa, que comenzó poco después de las doce del mediodía amenizada por el coro del centro cultural de Beade y a la que le siguió la multitudinaria procesión, que partió del torreiro cuando faltaban quince minutos para la una.
En el nivel inferior a la plaza principal, y disfrutando de mucha más sombra, los romeros tomaban ya posición en las mesas de los establecimientos que servían sardinas, pulpo y churrasco y donde también se vivió algún susto ya que en uno de ellos una señora se cayó y desapareció tras el toldo. Decenas de personas corrieron a auxiliarla creyendo que se había precipitado muro abajo pero, afortunadamente, todo se quedó en un susto sin consecuencias.
Los niños, por su parte, disfrutaban de San Roque más allá de la finca, en las calles exteriores donde se ubican todas las atracciones de feria, los puestos de chucherías y juguetes, que compiten con los tradicionales de rosquillas y ropa y otros menos habituales como los que preparan cócteles o venden melones y sandías.n
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