Rosaura Leis: “La obesidad es el hambre oculta, hay que buscar los factores sociales de la salud”

La Fundación Alimerka entregó hace unos días el Premio Luis Noé Fernández de Nutrición a la gallega Rosaura Leis, catedrática de Pediatría, investigadora y vicepresidenta de la Fundación Dieta Atlántica. Alimerka tuvo en cuenta su trayectoria en la prevención de la obesidad infantil y en su enfoque multidisciplinar que une asistencia, investigación y educación.

¿Cómo valora este premio?

Es un premio muy importante por varios motivos. Primero porque es un reconocimiento a una labor de muchos años, no solo mía, sino del grupo de Nutrición Pediátrica del Instituto de Investigación de Santiago que tengo la fortuna de liderar. También es un reconocimiento a una línea de investigación prioritaria de nuestro departamento de Pediatría desde los años 50. Nuestros maestros se preocuparon por el estado nutricional de los niños y adolescentes de Galicia, y eso tuvo repercusión en su salud. Además, cuando uno ve el elenco de premiados en estos años, con expertos muy relevantes en nutrición pediátrica nacional e internacional, es un honor formar parte de ellos.

¿La salud se siembra en el útero?

Hoy sabemos que los mil primeros días de vida, incluido el periodo fetal, son fundamentales para la programación de la salud metabólica. Una adecuada nutrición en esos periodos críticos de crecimiento y desarrollo son fundamentales para saber de qué vamos a enfermar e incluso de qué vamos a morir en edades posteriores. Condiciona la salud a corto, medio y largo plazo. Es el momento en el que establecemos los estilos de vida saludables, que van a ser un seguro de salud a lo largo de nuestra vida. Pero yo iría un poco más allá. Es muy importante la alimentación de la madre durante el embarazo, pero también del hombre y la mujer en edad fértil porque condiciona su capacidad para procrear.

¿Abandonamos la dieta saludable?

España tiene la fortuna de estar bañada por el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, que tienen unas tradiciones culinarias que han demostrado ser saludables para el individuo y sostenibles para el medioambiente. Tenemos un estilo de vida atlántico, al que hay que sumar la actividad física y el disfrute. No solo es importante qué comemos, sino cuándo y cómo, los horarios y la forma de compartir alrededor de una mesa. El problema es que estamos perdiendo adherencia a estas dietas, los niños, adolescentes y también las familias. Ha llegado el momento de pasar a la acción, de que los abuelos cojan el relevo y transmitan su tradición culinaria que les ha ayudado a ser de las poblaciones más longevas y con mejor calidad de vida del mundo.

¿Se usa poco la lactancia materna?

Es muy importante la lactancia materna como alimento en exclusiva durante los seis primeros meses de vida, incluso como alimento principal desde los seis meses hasta el año junto con otra serie de alimentos sólidos y líquidos que llamamos alimentación complementaria. La prevalencia de la lactancia materna en exclusiva durante los seis primeros meses es baja, más de lo deseable. Tenemos que seguir promocionándola y facilitar que se pueda compaginar con la vida social y laboral. A partir de los seis meses debemos seguir el consejo pediátrico para hacer la alimentación complementaria adecuada y al año de vida el niño debe sentarse a la mesa familiar. En ese momento yo creo que los pediatras hemos perdido un poco el seguimiento para que esa alimentación familiar sea saludable, no siempre lo es. Los pediatras de Atención Primaria vemos a los niños cuando están malitos pero también en los controles de salud, aprovechando el momento de vacunarse. Ahí es donde debemos identificar los determinantes sociales de salud y establecer recomendaciones de estilos de vida para tener un niño sano, un adolescente sano, un adulto sano y un anciano con larga vida pero también con calidad de vida.

¿Va en aumento la obesidad?

En el último estudio Aladino (se hizo en 2023) se ve un pequeño descenso con respecto al de 2019. Pero seguimos hablando del 37% de exceso de peso en niños de 6 a 9 años. Son cifras alarmantes y que precisan de una acción coordinada de toda la sociedad. Esto ahora se asocia a la vulnerabilidad social. La obesidad en nuestro país sería el hambre oculta, porque se asocia a un menor nivel socioeconómico y cultural, a déficit de nutrientes, de calcio, hierro, yodo y de vitamina D. Los pediatras y la sociedad tienen que identificar los determinantes sociales de la salud para establecer estrategias de intervención y de prevención.

¿Qué podemos hacer en casa?

Lo primero que tiene que hacer una familia es estar atenta ante cualquier cambio no saludable en los estilos de vida de sus hijos, porque la obesidad es una enfermedad crónica, tratable pero no curable. La mejor forma de vencerla es prevenirla. Hay que estar atento a las malas dietas, la falta de actividad física, el exceso de uso de pantallas, la falta o la mala calidad de sueño porque son factores de riesgo. Además, hay que adherirse a nuestra dieta tradicional, con productos frescos y de temporada, con alimentos mínimamente procesados, cereales integrales, fruta, verdura, pescado, agua como bebida, legumbres. ¿Y cómo se hace eso? Planificando la alimentación. Hay que tener en casa lo que vamos a comer esta semana. Y si comen en el colegio en casa tenemos que complementar esa alimentación para que tengan todos los nutrientes.