La polución ambiental es el cuarto factor de riesgo cardiovascular

Sanidad

Los investigadores ven necesario tomar conciencia de esta situación y que se incluya en la agenda de los políticos

El farmacéutico Pablo Juan Salvadores, con profesionales de Cardiología.
El farmacéutico Pablo Juan Salvadores, con profesionales de Cardiología.

La polución ambiental se considera actualmente como un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular por encima incluso de la obesidad o el llamado colesterol malo. De hecho es el cuarto factor de riesgo, según un estudio publicado en fecha reciente. Lo expertos defienden la necesidad de medir este impacto de la contaminación en la salud y piden a las autoridades que lo tengan en cuenta a la hora de legislar o de planificar las ciudades. Este fue el tema central de la ponencia que ofreció el investigador del Instituto Galicia Sur Pablo Juan Salvadores en el VI Simposio de Innovación en Cardiología Innova Vigo organizado por Andrés Íñiguez y Víctor Jiménez. En su opinión, “la frontera de la cardiología no está solo en el genoma, sino también en el exposoma” y por ello defiende que la biomonitorización humana (la medición de sustancias químicas en el cuerpo) tendrá mucho que decir. 

El exposoma tiene en cuenta todos los elementos a los que estamos expuestos a través de lo que comemos, el agua, el estilo de vida y el entorno en el que vivimos y trabajamos, así como los factores biológicos internos. Europa lleva ya unos años intentando generar conocimiento sobre la exposición humana a sustancias químicas y los posibles impactos de dicha exposición en la salud. Un ejemplo concreto sería el ruido de los transportes o en el trabajo, que acaba produciendo un estrés oxidativo en el organismo y aumenta la inflamación, con lo que se produce un daño en las arterias y en el futuro puede desembocar en una enfermedad cardiovascular. “No enfermamos por una cosa, suele haber varias causas”, subraya.

Salvadores explica que hay tres tipos de biomarcadores. Uno es el biomarcador de exposición, que se mide a través de la sangre o la orina, que mide las concentraciones de un contaminante en el organismo. Luego hay un biomarcador de susceptibilidad, porque no todo el mundo responde igual a estos contaminantes. Y en tercer lugar, los biomarcadores de efecto que se miden en el hospital. Los médicos y los investigadores tienen interés en conocer mejor estos factores de riesgo, pero como recuerda Salvadores para que sea realmente útil debería ir acompañado de políticas sanitarias. El facultativo puede aconsejar a un paciente que no fume, que baje de peso, haga ejercicio o tome bien la medicación, pero no puede influir en factores externos como las partículas ambientales.

En su ponencia hizo referencia también a tecnología que ya utiliza mucha gente para hacer mediciones de salud, los wearables, que llevamos en relojes, pulseras o camisetas y que monitorizan nuestro ritmo cardíaco, registra lo que comemos o nos avisan si estamos estresados, entre otras mediciones. Según una encuesta el 60% lo utilizan para medir los pasos. En Estados Unidos 72 millones de personas usan dispositivos wearables de salud y un 53% está en riesgo de enfermedad cardiovascular. Hay también calcetines para personas con pie diabético que avisan de riesgo de úlcera.

Por otro lado, su conferencia se detuvo también en un estudio que demostró cómo el entorno construido es un riesgo importante para la salud cardiovascular. Grietas en las carreteras, edificios en mal estado o ausencia de zonas verdes se asocian a zonas con más riesgo cardiovascular.

Salvadores participa en un grupo de trabajo de la Sociedad Española de Epidemiología relacionado con el impacto del cambio climático y la contaminación ambiental en la salud. Además, participa en distintos proyectos de investigación relacionados con esta materia. También colidera el grupo sobre Gravedad de Enfermedades Crónicas en Poblaciones Vulnerables, dentro de la plataforma europea Eatris. En Galicia participa en un ambicioso estudio con dos consellerías y con Meteogalicia para ver cómo afecta la contaminación a los gallegos.

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