Peregrinos del Caribe o repetidores: así crece el Camino
Camino de Santiago
La travesía con paso por Vigo supera los 46.000 caminantes en el primer semestre del año y se acerca a su variante interior
Se hace camino al andar, como diría Antonio Machado, pero también se viven aventuras, conocer amistades de cualquier parte del mundo y sufrir algún que otro dolor en las piernas. El Camino de Santiago en su variante portuguesa por la Costa sigue sumando adeptos en 2025 y ya supera los 46.000 contabilizados en los seis primeros meses del año. Con ello, se acerca al ‘sorpaso’ a su itinerario luso por el interior y se afianza como tercera ruta peregrina más concurrida. Por ello, según indican los caminantes, quien lo hace, repite.
Los más madrugadores hacen espera en el albergue de la zona de O Berbés. Nadie quiere quedarse sin sitio. Una pareja de alemanes espera pacientemente a su apertura y un grupo de chicas llegadas desde Madrid hacen ‘piña’ con otros peregrinos llegados desde el norte de España. Para ellas, la aventura empieza en Vigo al no disponer de tanto tiempo. “No me esperaba esta temperatura, tendremos que madrugar mucho para no sufrir por el calor”, apuntaba Alba. Es el elemento más temido para esta época: el sol. Pero algunos saben cómo combatirlo. “Salimos hace tres días a A Guarda y no paramos de beber agua. Es fundamental”, indicó Fina, de Asturias y que realiza el Camino por primera vez.
Pero existe la voz de la experiencia. Benito lleva los últimos diez años intercalando rutas peregrinas a Santiago. Inglés, Francés, Primitivo... Tantos que ha perdido la cuenta. “Estaré en torno a las 1.300 etapas realizadas”, señala. El Camino se ha convertido en su vida, su fuente social y destina aproximadamente un tercio de cada año en recorrer los parajes de toda España. No como una promesa, sino como una aventura eterna. El de la Costa lo ha realizado dos veces, y va camino de la tercera.
La atracción del Camino Portugués llega a todos los rincones. Por minúsculo o remoto que sea. Benedit reside en la pequeña isla de Guadalupe, en el Caribe. Tras realizar la variante francesa, ahora se atreve con la Costa. “Me da muchísima paz, me olvido de todos los problemas”, asegura. Comienza temprano su andadura porque reconoce que no hay tantos albergues disponibles en el Camino, y la cuantía económica se puede disparar. No obstante, afirma que una vez llegado a la Catedral de Santiago, su ruta no finaliza ahí. Irá hasta Finisterre al enamorarse de Muxía en su primera travesía.
El crecimiento del Camino Portugués por la Costa es imparable. En los últimos diez años pasó de apenas 754 peregrinos en el primer semestre a más de 46.000. Los caminantes valoran la tranquilidad que ofrece, la leve dificultad que presenta (sin ascensiones complicadas) y el olor a mar, siempre presente.
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