La pasión motera a través de su historia
Grupos de la ciudad y de su área mantienen viva la llama de las rutas que tanta tradición tuvieron en los años 80
La pasión motera en Vigo se desata en los últimos años, pero para comprender esta pasión por la gasolina, hay que retroceder algunas décadas para encontrar el germen que dio vida a los primeros clubs de la ciudad y su área. Algunos, todavía siguen presentes, tomando esa herencia de familiares o, simplemente, brotando nuevas ideas tras una reunión de amigos con un contexto en común: el gusto por la velocidad.
Ante ello, los clubs moteros están de moda. No sólo por la necesidad de coger su vehículo a dos ruedas y recorrer parajes en compañía de otros apasionados, sino por la camaradería y por los eventos que se realizan alrededor de una quedada motera. Para Juan Noguerol, fundador del Club Moto Vigo, continuar con el legado de su padre era casi una obligación, creador del club allá por los años 60. “No se hizo oficial hasta 1974. Es un proyecto decano en España, del motociclismo español. Esa época refleja los inicios, con familias tan importantes como los Ponte, Carrera o Leirós”, afirma Noguerol, que no esconde que gracias a los pioneros “empezaron a salir pilotos en Vigo, con la creación de los circuitos de Espiñeira (Boiro) y Taboexa (As Neves). Son los que crearon esa pasión por las motos en Vigo, para luego traer concesionarios y distribuidores”.
Sin embargo, el club sufrió un parón a finales de los años 80. Noguerol, competidor de mototurismo recientemente fichado por Ducatti, asegura que era necesario recuperar aquello que tantos históricos en Vigo habían dejado: “ A raíz de mi presencia en campeonatos del mundo y competiciones, quise recuperar el Club Moto Vigo para llevar el nombre de la ciudad en mis viajes, y recuperar esa bonita iniciativa de mi padre”.
Noguerol observó el auge de las motos tras la refundación de Club Moto Vigo en 2010, pero sin perder “esa esencia que tenía de antaño para conectar a la gente de Vigo una pasión por las motos pero no de competición, porque se lleva muchos años realizando una evolución hacia la moto de diario, superando por mucho al mundo competitivo”. Uno de los eventos principales, “La Volta a Galicia”, cuenta en cada edición con participantes nacionales y extranjeros, otra herencia de antaño que “reunía a más de 200 amantes de las motos para recorrer Galicia”.
En Redondela, el Moto Club que lleva el nombre del municipio cumple once años creciendo “poco a poco” según indica su presidente Carlos Figueroa. “Empezó como como una broma, con cuatro amigos que éramos amantes de las motos, y ahora ya somos alrededor de 35 o 40 socios”, señaló el presidente que, a pesar de un leve bajón que sufrió el club tras el covid, se ha recuperado con fuerza: “La pandemia nos impidió prácticamente salir a hacer rutas durante dos años, pero ahora sin limitaciones queremos hacer cosas muy chulas”.
Durante todo el año, Moto Club Redondela realiza tres grandes eventos: la Xuntanza en Ponte Caldelas en abril, la Xuntanza Vila dos Viaductos en agosto y la más esperada por el público, donde se une el tocino con la velocidad: la Motocallada. “Por la noche hacemos una gran cantidad de callos y los dejamos reposar. Ya por la mañana, hacemos una ruta multitudinaria para volver y disfrutar de los callos”, apuntó Figueroa. El evento puede reunir a unas 500 personas degustando un plato de callos tras el desgaste de una ruta en moto, pero “no tiene nada que ver con las juntanzas moteras, donde vienen de muchas partes del país y podemos reunirnos unas 3.000 motos. Es un espectáculo”.
Pero un motero debe salir “cada fin de semana con su moto, y nosotros hacemos rutas por toda la comunidad”. No obstante, dejarse ver más por las concentraciones que se realizan en Castilla y León, “la cuna del motociclismo en España, con La Bañaeza o Pingüinos, y es una pena porque no podemos ir tanto como nos gustaría, pero uno o dos viajes largos al año solemos hacer".
Figueroa, al igual que Noguerol, coinciden en que la afición por las motos ha sufrido una pequeña caída, aunque Galicia sigue gozando de muy buena salud en cuando a clubs y rutas moteras. Una historia que ambos presidentes no quieren perder y buscan en la historia su pasión por las dos ruedas. Unos para seguir los pasos de su padre; el otro, para escribir una historia nueva a través del tiempo.n
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