Una multitud en San Blas, la romería de Vigo
Multitudinaria celebración en Bembrive, con música tradicional y un calor de justicia que atrajo a miles de visitantes, muchos de ellos del área metropolitana
Por San Blas, no faltarás. Así reza el lema, bien conocido en la Entidad Menor de Bembrive. Y poca fue la gente que no acudió a su llamada. El tiempo, más primaveral que invernal, hizo que miles y miles de visitantes se acercasen a conocer los encantos de una de las romerías más importantes de la provincia. Ya desde bien temprano, el olor del cocido y del churrasco inundaba las calles de la pedanía, las gaitas calentaban motores para un día grande, pese a llevar de furancho en furancho durante un mes. No hay descanso. “Viva San Blas”, gritaba un devoto mientras saboreaba un poco de vino tinto. No podían faltar las peñas. Llegadas de todas las partes del área metropolitana, abordaban la fiesta como si fuese suya: “Aquí disfrutamos más los de fuera que los propios lugareños de Bembrive”, admitía un fiel seguidor de San Blas, que ya no recordaba su primera vez por las calles de la Entidad Menor.
Pasados los minutos, la temperatura aumentaba. Ya fuese por el fuerte sol, por los ríos de tinto que ya corrían o por el ambiente festivo de baile y música. La fiesta se fue entonando. “Tenía que traer protección solar”, apuntó una fiel. Pero ni el calor impidió que los pies se moviesen a ritmo de muiñeira, generándose un círculo en la calle principal. Si bailas, eres bienvenido. Si tocas un instrumento como gaita, pandereta o bombo, también. La camaradería está asegurada. “Hay gente que no se conoce y, al momento, ya te haces amigo de él”, apuntó José Manuel, ataviado con la tradicional “cunca” y un cordel atado a su cuello, tal vez para no perderla.
Si había peñas, no podían faltar los disfraces. Muchos de ellos luciendo capas, en honor a San Blas. Otros, los más juerguistas, poniendo su toque innovador, con gorros de animales o con algún atuendo policial, quizá para desviar la atención de los furancheros: “Si no nos sirven, clausuramos el local”. Mucha guasa. Y eso no se lo quisieron perder los políticos. El presidente de la Xunta y candidato en las elecciones autonómicas por el Partido Popular, Alfonso Rueda, se dejó ver y palió la sed como manda la tradición, con una bota de vino. Junto a él le acompañaron la presidenta del PP local, Marta Fernández-Tapias, la número dos provincial Patricia García y el número cinco, Julio García Comesaña. El alcalde Abel Caballero mostró su dominio con el bombo, con la compañía del concejal de Fiestas Especiales Ángel Rivas. Xabier P. Igrexas, por su parte, quiso vivir la experiencia desde un furancho, junto con el concejal Filipe Abalde y los candidatos al Parlamento Galego Alexandra Fernández y Brais Ruanova, números 3 y 7 provinciales, respectivamente.
Pero no solo iba a ser juerga. También hay devoción. Tras las misa solemne, llegó el turno de la procesión, que silenciaron las gaitas y dieron paso a la música de la banda Ateneo Musical de Bembrive, quien marcó los pasos de, primero Santiago (a lomos de su caballo), y posteriormente, el venerado San Blas. Una procesión que llegó hasta los aledaños de la Entidad Menor, donde más gentío se agolpó para esperarlo. Oración y vuelta por sus pasos, siempre acompañado de la música o de algún devoto que se arrancaba con el canto. No faltó el “¡Viva San Blas!”.
Y, tras la procesión, tocó el turno de degustar los manjares que, tanto puestos como furanchos ofrecían a sus comensales. Algunos incluso mostraba un cerdo entero a la parrilla, buena campaña de marketing para hacer la boca agua a los miles de paseantes por San Blas. La música generó controversia en días anteriores ante la poca visibilidad que los furanchos le dieron a la música tradicional. “Últimamente se está yendo de madre. Se necesita recuperar la música tradicional”, apuntaba José, miembro de la peña Calcadiñas. Una fiesta dirigida a todas las edades, para todos los públicos. Amistades o familias. “Venimos todos porque es una romería donde lo pasas muy bien. Incluso cerramos el bar que tenemos para disfrutar de esta fiesta”, señaló Teresa, de Lavadores. También amplió fronteras, con visitantes llegados de varias zonas de España exclusivamente para la romería. “Somos dos grupos de cantos de taberna que venimos desde Madrid. Siempre tuvimos ganas de venir, nos animamos y aquí estamos. La gastronomía es lo mejor, pero el vino es una pasada”, apuntaron miembros del grupo Cansibailas. Pues eso, que viva San Blas.
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