Dos meses con precinto, vallas y ‘altar’ en la calle Alfonso X

Dos meses después del trágico incendio en el número 6 de la calle Alfonso X, en el que una madre y sus tres hijos menores perdieron la vida, el inmueble continúa vallado, precintado y repleto de efectos y juguetes en memoria de las víctimas.

La situación está generando malestar en el entorno. “No podemos tener un altar mortuorio perpetuo aquí”, explicaba una residente quien señalaba que lo que ocurrió fue una auténtica tragedia pero “no es normal que siga la calle vallada después de tanto tiempo, además en la puerta siguen haciendo pintadas y la Policía nos dice que ellos no pueden retirar nada” .

Hace solo unos días, se produjo una inspección por parte de los técnicos municipales y la Policía, pero el edificio sigue precintado. La medida nada tiene que ver con el Juzgado de Instrucción, que dio carpetazo a las diligencias de investigación después de que los informes tanto de los agentes de la Judicial como de la Científica no encontraran indicio alguno sobre personas sospechosas y apuntara a un fuego fortuito o accidental.

Las inspecciones realizadas en su momento descartaron problemas estructurales a consecuencia del fuego, que solo afectó a la entrada y a la puerta de un primer piso. Fue el humo intenso y las grandes calorías generadas lo que causó las muertes y heridas graves a varios vecinos, entre ellos a otros dos miembros de la familia de los fallecidos, el padre, que sigue grave, y una hija.

Pero lo cierto es que el edificio, en el que residían personas sin hogar, estaba en malas condiciones. Los propios bomberos y la Policía, que habían acudido en más de una ocasión habían alertado del riesgo, mientras que en el inmueble “gemelo” y anexo, que se salvó del fuego, también existen problemas por falta de mantenimiento. El propio portal cuenta con grandes grietas y hay humedades y cucarachas en algunos de los pisos, como denunciaba una de sus vecinas. Según explicaba el gobierno local tras el incendio, el administrador de la finca les comunicó que iban a presentar la documentación para recuperar la propiedad del inmueble y presentarla en el juzgado pues tenían voluntad de hacer frente a las obras para mantener el buen estado de la edificación que pertenece a una comunidad de bienes. El Concello estaba pendiente de que los arquitectos municipales revisaran el inmueble, una vez tuvieran permiso del juzgado, para saber si es habitable o no.

Tras el incendio, todos sus moradores fueron desalojados y la puerta de acceso, que había quedado reventada, se sustituyó por otra de seguridad que se colocó sobre una pared de ladrillos. De esta forma, se mantiene garantizado que nadie pueda “colarse” en las viviendas. Sin embargo, el aspecto de la calle “sigue siendo una pena”, afirmaba otro vecino.