"María Casares era muy liberal, al punto de que 100 años después no lo somos tanto"
Clara Fuertes, escritora
Clara Fuertes (Aranda del Duero, 1975) visitó el set de Atlántico TV para hablar de su última publicación, “Todas las horas del día”, una biografía novelada de la actriz María Casares.
¿Por qué María Casares?
Siempre escribo sobre mujeres y sobre hechos reales. Antes me ofrecieron otras autoras, pero María brilló por encima de las demás. Fue una actriz fascinante que se conoce muy poco y me gustaría reivindicarla no solo por su centenario, sino para que se la conozca mejor.
¿Cuál es su relación con ella después del libro?
Fue una gozada meterme en su vida, fue un poco como meterme en la mía, vivir su vocación y su pasión me permitió entender la mía desde el punto de vista de una actriz. Me di cuenta de que las artes no están tan alejadas unas de otras, cuando se vive algo con tanta intensidad, acaba uniendo. María era muy liberal, al punto de que 100 años después no lo somos tanto. Me fascina y contribuyó a abrir mi mente, ya se queda conmigo para siempre.
Hace real el dicho nunca se es profeta en su tierra, ya que en Francia sí gozo de gran popularidad.
En París la tienen en gran consideración, allí triunfó. Llegó a Francia en su infancia y desarrolló su faceta profesional. Debutó en otros escenarios internacionales, donde también destacó. Aquí no vino a actuar y la tuvimos un poco escondida, había que sacarla a la luz.
La forma de escribir, en primera persona, ¿es un homenaje al teatro?
Me preguntaba cómo podía abordar el personaje de una gran actriz. Quería hacer una biografía novelada y pensé que el soliloquio era la mejor manera. Es ella, con su pensamiento, la que vuelve atrás y recupera los mejores momentos, los que marcaron su carrera, pero también a nivel personal, de su familia, de sus amores con Albert Camus. Al mismo tiempo introduzco a un periodista que pone orden al caos de la María, quien piensa mil cosas al día.
Precisamente, ese periodista, el único personaje de ficción, Airas, es también es gallego, ¿por algún motivo?
Son todo guiños bonitos a la tierra a la que a María volviese gustado volver, la Galicia que siempre añoró. Airas la hace volver a su tierra y por su parecido con Camus le recuerda su gran amor. Además, lleva el nombre de un trovador del siglo XIII, en referencia a esa forma de interpretar oralmente.
Además de mostrar el mundo de la cultura, también aborda la realidad del exiliado.
María fue víctima de sus circunstancias. Tuvo que exiliarse después de la guerra civil y ya no pudo volver. Tuvo que acostumbrarse a otro lugar con 14 años. Le marcó mucho y le unió a Camus que también era inmigrantes.
Junto a los datos bibliográficos, aporta también sentimientos y vivencias muy interiorizadas de María Casares. ¿Cuáles fueron sus fuentes?
El libro está prácticamente basado en su totalidad en lo que se publicó sobre ella. Leí las más de 800 cartas que se enviaron Camus y ella, que están publicadas en francés. La completé con su propia biografía y documentación anexa a entrevistas que le hicieron. Todo ello fue conformando mi pensamiento sobre María. Hay un punto en el momento en que superas al personaje y empiezo a ser yo, pero esa transición no se nota.
En la trama, muchas de sus vivencias están vinculadas a su casa, la Château de La Vergne. ¿Se conserva aún?
La casa existe, era su casa gallega, toda rodeada de verde. Mantiene su estructura, son dos residencias, ya que al principio su marido vivía en una y ella en otra. Se la cedió al ayuntamiento de Alloue con la condición de que se convirtiese en la casa del actor. Allí se programan actuaciones de teatro.
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