Manuel Varela: “Viagra lo cambió todo, la vida sexual es importante"

"Los pacientes no son máquinas, hay que escuchar y se necesita tiempo"

Manuel Varela da charlas.
Manuel Varela da charlas.

El urólogo Manuel Varela se jubiló con 67 años, porque optó por solicitar dos prórrogas. Sin embargo, no se ha ido del todo, mantiene una consulta de salud sexual en una clínica en la que pasa consulta un día a la semana, colabora con charlas sobre sexualidad en la unidad de Rehabilitación Cardiaca del área de Pontevedra y le invitan a dar charlas en numerosos foros. Manuel pasó los últimos 19 años de su trayectoria profesional al frente de una consulta de andrología que luego pasó a llamarse de medicina sexual, como en otros países europeos. Forma parte de la Sociedad Europea de Medicina Sexual y acudió a numerosos congresos. Explica que hubo etapas en las que le cerraron la consulta en el hospital de Pontevedra porque no creían en este servicio, pero la reabrió en el hospital del Salnés y los pacientes le siguieron allí. Asumía los estudios de infertilidad masculina y distintas disfunciones, entre ellas la erectil. Confiesa que está orgulloso de haber sido útil para mucha gente, defiende que es importante conocer mejor nuestro propio cuerpo y asegura que cada persona es diferente, por lo que los tratamientos también deben ser personalizados.

Por otro lado, dice que el gran hito fue la salida al mercado de Viagra. “Cambió todo completamente, antes teníamos que inyectar, había unas mezclas de productos vasodilatadores que les enseñábamos a utilizar en casa. Luego salió Viagra, pasamos de un inyectable a una pastilla, cambió la comodidad, la viabilidad y la facilitad. A partir de ahí me llamaron para dar conferencias por toda la provincia y de todos los medios de comunicación”. En la consulta explicaba que la pastilla funcionaba pero que era muy importante estar de acuerdo con la pareja, asegurarse de que la otra persona también quisiera practicar sexo. Era también partidario de que acudiesen los dos a consulta porque si iba uno solo al llegar a casa no le creían muchas veces los mensajes recibidos. También contaba con un psicólogo clínico. “Tiene un componente psicológico importante. Tuve un paciente que pensaba que había acabado todo con 62 años porque falló dos veces, pero puede ser que tuviera un mal día o estuviera deprimido”. Su consulta era de 14 minutos, un tiempo que le ocasionó discusiones con el servicio de Admisión, y asegura que no es posible conectar con el paciente en menos tiempo. “Eso es lo que me gustaría que cambiase en el futuro, ahora se perdió un poco la relación médico-paciente, se ha deshumanizado. Los pacientes no son máquinas, son personas y tenemos que escucharlas”. Su otra gran petición para la sanidad futura sería reducir la burocracia en consulta, porque a veces “estamos más tiempo mirando al ordenador para anotarlo todo que al paciente”.

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