El ‘Jerte vigués’ florece más tarde

La parroquia de Beade celebra cada año una de las fiestas gastronómicas más longevas del área de Vigo, la Festa-Feira da Cereixa, que este año tendrá su trigésimo octava edición. Pero este año, a causa de las inclemencias del tiempo, los cerezos han tardado mucho más de lo habitual en mostrar su característica flor –que en Japón se conoce como ‘sakura’ y alrededor de la que cada año se celebran numerosos sólo para contemplar su esplendor–, por lo que en la Asociación de Vecinos de la parroquia han decidido retrasar una semana su celebración, ya que una flor tardía equivale a un fruto tardío.

Así, durante estos días, en lugar de la segunda quincena de marzo, los cerezos tan característicos de Beade –y cada vez más, ya que desde la asociación están promoviendo la recuperación de los mismos con campañas anuales de replantación– dejan los campos teñidos de blanco. Un espectáculo que la asociación vecinal quiere llevar a todas partes de Beade con esta campaña de replantación. El pasado mes de febrero lograron que los vecinos se llevasen más de un centenar de cerezos para plantar en sus terrenos y el objetivo último es que este fenómeno floral sea visible a lo lejos, por ejemplo, cuando los visitantes entran a Vigo.

El vicepresidente de la Asociación de Vecinos y director del Centro Cultural de Beade, Fabián Bastos, indica que en la edición de 2025 de la Festa-Feira da Cereixa tratarán de mantener el espíritu de las ediciones más recientes “que estuvieron enfocadas a un público más familiar, intentando llegar a todas las generaciones de la parroquia”. Se refiere a que, en lugar de celebrar esta fiesta gastronómica durante una semana, como acostumbraba ser, los actos se concentrarán en dos días. Eso sí, sin perder su esencia: los concursos de transformación de la cereza y el acto de entrega de la ‘cereza de oro’, la máxima distinción de la parroquia, seguirán siendo los grandes protagonistas, rodeados de actividades culturales, juegos, actuaciones musicales… Y, cómo no, la venta de cerezas.

Bastos es optimista y cree que este año se podrán vender del orden de 4.000 o 5.000 kilos de este fruto. Y, si todo va bien, será posible que algunos de ellos sean de la cereza propia de Beade, la variedad autóctona ‘picuda’: “Con la campaña de replantación, muchos vecinos se animaron a hacer injertos de esta variedad y ojalá podamos tener este año y de cara al futuro muchas cerezas de Beade en venta”. Esto era muy común en las primeras ediciones de la fiesta de la cereza, pero poco a poco las malas cosechas y la falta de cerezos en buen estado –se vuelven muy peligrosos para escalar una vez alcanzan cierta edad– han terminado con esta costumbre que, desde la asociación vecinal están dispuestos a recuperar de una vez por todas.