Un invento vigués, a Bruselas
Educación
Anxo Lamela, Brais Outeirelo, Icía Carreira y Daniel Rodríguez, del IES Carlos Casares, modificaron un motor de combustión para mostrar que el hidrógeno es el futuro
Lo que empezó como un proyecto de una sencilla electrólisis para separar el hidrógeno del oxígeno en el agua dentro de la clase de Cultura Científica terminará, dos años después, con un motor de combustión modificado para que pueda funcionar a través de hidrógeno generado por una máquina diseñada y construida por cuatro alumnos del IES Carlos Casares. Se trata de Anxo Lamela, Brais Outeirelo, Icía Carreira y Daniel Rodríguez; estudiantes de 2º de Bachillerato que comenzaron a trabajar juntos en 4º de la ESO y que en marzo llevarán su invención a la Expo Belgian Science, en Bruselas. Todo ello después de ganar –en dos ocasiones– el primer premio en la feria científica Cinvigo y quedar segundos en la feria Exporecerca, lo que les permitió llevar su invención a este evento internacional.
Su invento está compuesto de tres módulos. El primero es un alimentador que se encarga de producir la electricidad necesaria para que el segundo pueda ejecutar la electrólisis, que es la base primordial del proyecto. Para ello necesitan mucha energía, por lo que instalaron hasta cuatro fuentes de alimentación. La gran celda que destaca en el centro de este segundo módulo es la que realiza este proceso, que separa los átomos de hidrógeno del agua, que posteriormente se trasladan al tercer módulo, que es un motor de combustión normal y corriente al que estos estudiantes de Bachillerato hicieron las modificaciones pertinentes para que funcionara con este gas. Señalan que una de las ventajas de la combustión de hidrógeno es que “el único residuo que se genera es agua”.
Durante el tiempo que han preparado este prototipo, que ha ido evolucionando desde el primer experimento de electrólisis, todo el trabajo de diseño y construcción ha sido cosa suya salvo algunos pequeños aspectos: “Compramos algunas piezas específicas, necesitamos ayuda de una empresa para todo el trabajo del acero y los docentes del Valentín Paz Andrade nos ayudaron con el motor porque ellos ya lo habían intentado”, señalan.
Aseguran que una de las partes más difíciles, si no la que más, fue ajustar el proceso de electrólisis, ya que es una reacción muy inestable y complicada. A causa de ello, el prototipo cuenta con varios sistemas de seguridad que detectan si algo sale mal para desconectar la energía automáticamente.
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