Indignación en la familia de Déborah ante la respuesta policial
los investigadores señalan que o bien “no es posible pronunciarse” o bien “no se pueden aportar nuevos detalles”
En los casi cuatro años desde que se reabrió la causa judicial sobre la desaparición y muerte de la joven Déborah Fernández ocurrida en 2002, nunca el juzgado había obtenido respuesta a un oficio de forma tan diligente y al mismo tiempo tan vacía de contenido. El grupo de homicidios encargado de la investigación en poco más de seis líneas ventila cada una de las cuestiones remitidas por la autoridad judicial referente, por un lado, a la inspección visual que hace dos décadas se realizó del móvil de la víctima y por otro a la elaboración del acta de custodia del disco duro del ordenador, cuyo original se destruyó en una inundación.
En suma, los investigadores señalan que o bien “no es posible pronunciarse” o bien “no se pueden aportar nuevos detalles”. Como era de esperar, dichos escritos han generado la indignación de la familia de la joven y también de sus abogados que lo consideran “lamentable y vergonzoso”.
Las cuestiones planteadas lejos de ser meros trámites tendrían que arrojar luz sobre qué ocurrió con piezas tan importantes como el dispositivo del teléfono y el ordenador de la víctima, que, según un informe de los peritos que lo examinaron fue manipulado tras la entrega a la Policía. Era lógico que la acusación particular quisiera saber, por un lado, quien se encargó de recoger ambos dispositivos y cómo se elaboró un acta de recogida del disco duro que no era el original. Pero es que además, sobre el móvil, cuyo paradero ha sido un misterio hace septiembre del año pasado, unas anotaciones en el diario de gestiones hablaban de correo electrónico, cuando en aquella época los teléfonos aún no tenían internet. De ahí que se solicitara una aclaración al respecto. La Policía no puede explicarlo porque, según afirma, no ha podido determinar la autoría de dichas anotaciones. Es decir, que no saben quién examinó el móvil en casa de la víctima y escribió lo que había en él.
“Siento vergüenza y me siento engañada.. Nos venden una justicia que no existe”, publicó en redes la hermana de Déborah tras conocer la respuesta policial.
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