Los históricos “Miro” y “Lauri” confiesan el atraco a un banco en Coruxo: “Estábamos mal”

Tribunales

Los dos históricos declararon ayer que accedieron a la oficina en Coruxo para llevarse el dinero movidos por su adicción, pero Edelmiro negó saber que su compañero iba a llevar pistola

Publicado: 18 jul 2024 - 06:10 Actualizado: 18 jul 2024 - 10:24

Laureano, ‘Lauri’, y Edelmiro, ‘Miro’, ayer durante el juicio en el juzgado Penal 2 de Vigo.
Laureano, ‘Lauri’, y Edelmiro, ‘Miro’, ayer durante el juicio en el juzgado Penal 2 de Vigo.

Laureano y Edelmiro Fernández, de 56 años, volvieron ayer al banquillo ocho años después de su último golpe, el atraco cometido a una sucursal bancaria en A Bouza en 2014 en la que tras ser acorralados por la Policía acabaron tirando los billetes al aire.

Ambos, con un histórico penal amplio y una vida ligada al consumo de drogas (40 años) con una adicción “crónica y grave”, según el forense, confesaron haber accedido el 3 de noviembre a una sucursal de Coruxo con la intención de llevarse el dinero de la caja.

El primero en declarar Laureano, ‘Lauri’, admitió todos los hechos sin “pegas ni excusas”. Dijo que los dos planearon y acordaron el golpe que él tapaba su cara con una media cree y que llevaba una pistola para amenazar a los empleados, a los que ataron con bridas. El arma, tal y como comprobó la Policía, era una réplica de balas de fogueo modificada para disparar balas auténticas. Sobre este aspecto, el acusado explicó que “yo la conseguí ya así” y añadió que “no estaba cargada, ni nada”.

Esta declaración le sirvió para sentirse conforme con la pena que solicitó para él la Fiscalía tras aplicarle la atenuante de confesión: dos años, un mes y quince días de cárcel por el intento de robo con violencia y un año más por tenencia ilícita de armas. Su socio ‘Miro’ también admitió haber participado en el atraco, pero al no querer llegar a un acuerdo no hubo rebaja de pena y se enfrenta a un total de 6 años. “Fuimos a la sucursal para hacernos con el dinero, estábamos mal”, aseguró, si bien se desvinculó del arma de fuego que llevaba ‘Lauri’ y por lo que también le acusa a él el fiscal. Edelmiro llevaba encima un cuchillo, pero afirmó que “no tenía relación ninguna con la pistola y ni siquiera sabía que él la iba a llevar”. Relató también que lleva entre 30 y 40 años enganchado y que aunque tenía un trabajo y asistía los fines de semana a Alborada, poco antes del atraco “tuve una recaída por una ruptura sentimental”.

“No sé cuánto tiempo me queda”

Laureano Fernández no quiso llegar a un acuerdo con la Fiscalía para evitar la celebración del juicio como sí hizo su compañero. Él se niega a que le condenen por tenencia ilícita de armas porque él no llevaba la pistola, aunque para el Ministerio Público, “era algo aleatorio ya que ambos reconocieron que planearon juntos el atraco, luego sabían cómo lo iban a llevar a cabo". Así, su defensa solicitó que se le aplique las atenuantes de confesión y la muy cualificada de drogadicción y se le imponga un año y seis meses de cárcel.

‘Lauri’, durante su declaración se mostró dispuesta a volver a tratamiento “me vendría muy bien” y relató que padecía graves dolencias así como una minsuvalía del 65% por problemas psiquiátricos. Él fue el único que hizo uso del derecho a la última palabra. Se dirigió al tribunal para insistir en que “tengo una dermatitis muy grave, estoy padeciendo mucho. La enfermedad avanza y no sé cuanto tiempo me queda, espero que lo tengan en cuenta”.

Ambos aseguraron que la intención era obtener dinero para comprar droga. Ni siquiera sabían cuánto se habían llevado cuando les pilló la Policía a la salida del banco. Recogieron el dinero de la caja y los cajeros y lo metieron en una mochila: había 123.172,52 euros.

Ataron con bridas a los empleados y a una clienta

Un empleado y el subdirector de la sucursal declararon que los atracadores llevaban la cara tapada con una media y que iban armados, uno con pistola y otro con un cuchillo. “Les abrí pero al entrar al ponerse la media ya deduje que era un asalto”, explicó uno de ellos. El otro relató cómo “llevaron al resto de trabajadores y a una clienta al almacén mientras se les abría la caja fuerte y los cajeros y nos ataron con bridas”. Ellos no dieron el aviso, pero este llegó a la Policía.

Los agentes afirmaron que recibieron una alerta de atraco y al llegar a la oficina sospecharon porque “no había nadie dentro y una persona que estaba en el cajero comentó que escuchó ruidos muy fuertes”. Esto hizo a los policías a esperar desde un bar hasta que vieron salir a dos individuos “con gorros, mochilas y que iban rápido. Nos dirigimos al grito de ‘¡alto Policía!, a uno lo detuvimos allí mismo, el otro intentó huir pero una patrulla se le atrevesó y logramos pillarle".

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