"Si la eutanasia fuera un derecho, otra persona tendría como deber matar"
ENTREVISTA | Guillermo Juan Morado
La ley de la eutanasia entró en vigor el 25 de junio y aunque la Xunta aún no nombró la Comisión de Garantías para que pueda hacerse efectiva, médicos de Atención Primaria ya registraron las primeras consultas sobre los trámites. El párroco Guillermo Juan Morado ha sido muy crítico con esta iniciativa la cual considera un grave error.
¿Cuál es su valoración ante las primeras reacciones a la aprobación de la ley?
Es muy negativa. A los enfermos hay que acompañarlos, ayudarlos a superar la enfermedad y facilitarle cuidados paliativos. Hay que hacer todo lo posible para que no quieran la muerte. No es una función de la sanidad, además puede enturbiar la relación entre médico- paciente y generar tensiones familiares. Si se acepta la eutanasia como un derecho, se supone que otra persona tendría como deber matar, que estaría obligada a matar. No se puede confundir un deseo con un derecho.
¿Considera más grave el suicidio si es asistido?
En un suicidio no interviene nadie más, la responsabilidad es de uno mismo, sin comprometer a otra persona para que facilite los instrumentos para matar. Tenemos que ayudar a sobrellevar la enfermedad, no a acabar con la vida.
En varias publicaciones ha considerado la eutanasia como un paso atrás. ¿Cree que es una pérdida para la sociedad?
Desde el punto de vista social supone un retroceso en los valores ciudadanos y en la moral cristiana. Durante esta pandemia comprobamos como muchas mayores estaban “abandonados” por sus familiares en las residencias, algunos de ellos pueden ver en la eutanasia una salida, pueden creer que es una solución para no ser una carga; que lo mejor es pedir una pastillita a su médico y no dar más trabajo. Va contra de los principios de la civilización y se basa en leyes darvinianas, donde el más fuerte es que el que sobrevive.
Los requisitos son algo más complicados que pedir una pastilla. Requiere informes de dos médicos diferentes, así como varias peticiones del interesado, que tiene que reunir una condiciones que serán evaluadas por una comisión. ¿No cree que sea un protocolo adecuado?
Los procedimientos al principio son muy rigurosos y después se van automatizando como pasa en Bélgica o en Holanda. Podemos ver lo que sucede en países donde ya se aplica.
Hay quien lo compara con lo sucedido con la ley del aborto. ¿Encuentra la similitud?
Sí. Cuando se despenalizó era en casos extremos, hoy hay casi 100.000 abortos, pese a todos los sistemas anticonceptivos. Ahora ya no parece algo tan grave, casi todo el mundo conoce a alguien que haya abortado. Que algo esté legalizado no significa que se amolde a la moral.
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