Fuerzas de seguridad de cinco países se vuelcan con la ELA

Un grupo de 70 personas, entre enfermos, familiares y voluntarios, algunos de Vigo, hacen estos días el Camino francés

Las Fuerzas de seguridad de cuatro países distintos ayudan a enfermos de ELA

Los enfermos de ELA y sus familiares llevan meses luchando por una ley que garantice sus cuidados y ahora que está aprobada, su batalla se centra en que haya financiación para que se cumpla y pase del papel a los hechos. Pero no todo es política. El colectivo se esfuerza por ganar visibilidad para recibir la atención que merecen y también protagoniza iniciativas lúdicas que se convierten en verdaderos ejemplos de superación. Es el caso del CompostELA, una ruta desde O Cebreiro hasta la plaza del Obradoiro que comenzó en 2019 por iniciativa de familiares de personas con esta grave dolencia y que se ha mantenido en el tiempo.

El pasado jueves partía un grupo de 70 personas, entre familiares, voluntarios y pacientes, todos ellos dispuestos a completar el camino francés porque es también el que tiene más infraestructuras por ejemplo para albergar a 13 personas en sillas de ruedas. El objetivo es llegar a Santiago este miércoles.

Su peregrinaje es un ejercicio de superación y una lección de vida para todos cuantos se topan en su camino. Antonio Seaone es hermano de Susi, una viguesa que padece la enfermedad y que está en la directiva de la asociación gallega. Ambos salieron desde o Cebreiro con el grupo, pero finalmente Susi Seoane se vio obligada a regresar a Vigo porque “mi cuerpo no pudo aguantar”.

Antonio continuó la ruta con los demás. Explica que la iniciativa nació “para que personas afectadas por esta cruel y terrible enfermedad disfruten de la vida. Lo que queremos en el grupo es transmitir alegría, decir que estamos aquí y disfrutar del valioso tiempo que tenemos, a veces no somos conscientes de la suerte que tenemos los que no estamos afectados”.

El camino se torna en odisea en algunos tramos, como por ejemplo a la hora de cruzar el puente de piedra del río Catasol, un espacio bellísimo en Melide pero complicadísimo de transitar en silla de ruedas. Sin embargo, contaron con una ayuda impresionante. No solo les acompañó la Guardia Civil de Lugo porque en este Cuerpo sigue muy presente la memoria del agente Germán Macías, que murió de ELA, sino que acudieron en su ayuda efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de Portugal, Italia, Francia y Alemania, que no dudaron en meterse en el agua para colaborar en el paso por este puente. Antonio Seoane agradece esta colaboración.

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