El fiscal dice que al autor confeso del crimen de Areal “no es un Rambo”

Tribunales

Las acusaciones particulares retiraron la calificación de asesinato adhiriéndose a la defensa y Fiscalía, que afirmó que no hay pruebas de alevosía y ensañamiento

Publicado: 08 oct 2024 - 05:30 Actualizado: 08 oct 2024 - 10:11

David Macía, en la última sesión del juicio.
David Macía, en la última sesión del juicio.

Más de una veintena de pruebas, además de su confesión, señalan a David Macía como el autor de la muerte violenta del profesor Benito Torreiro en su piso de la calle Areal. Las desgranó ayer una por una el fiscal durante la última sesión del juicio con jurado celebrado en la sección quinta de la Audiencia en Vigo. Ahora, el tribunal popular, que se enfrenta a uno de los objetos de veredicto más fáciles hasta la fecha, se reunirá el próximo lunes.

Aunque el representante del Ministerio Público insistió en la “abrumadora” carga de prueba contra el acusado, mantuvo su petición inicial fruto de un pacto previo, de homicidio y estafa continuada, a la que finalmente, y como estaba previsto, se adhirieron las dos acusaciones particulares que, inicialmente valoraban el asesinato con ensañamiento.

No hubo sorpresas. Eso sí, el fiscal quiso justificar su acusación de homicidio y no asesinato (innecesaria para el jurado pues no tendrá que dirimir sobre esta cuestión al estar todas las partes de acuerdo, incluida la defensa), afirmando que no quedó probada ni la alevosía ni tampoco el ensañamiento y que, por tanto, sin ambas circunstancias no hay asesinato.

Afirmó que “no porque haya un número de golpes reiterados hay siempre ensañamiento” sino que debe haber ánimo de causar un daño innecesario. A su juicio, “el acusado no sabía matar y por eso le golpeó primero y le apuñaló después, porque solo quería matarlo, no le torturó”. Explicó al jurado que no era un profesional, “no era John Rambo, ni un boina verde”.

Fueron los forenses los que aseguraron que el acusado le propinó más de once golpes en la cabeza, de los que cuatro le hundieron el cráneo, momento en el que la víctima quedó en estado de semiinconsciencia con su capacidad de reacción “prácticamente anulada” antes de las cuchilladas. Sin embargo, el fiscal afirmó que “David pudo no saber que el profesor estaba grogui y que además este se encontraba delante de él cuando recibió las puñaladas por lo que pudo defenderse”.

Las acusaciones particulares e incluso la defensa mantuvieron una línea similar en sus conclusiones: David Macía lo mató y tenía intención de matarle.

Pero ¿por qué se pactó un acuerdo de mínimos cuándo había tal cantidad de pruebas en contra del acusado? La clave estaría en la atenuante de reparación del daño. “El acusado pagó y casi nadie lo hace, devolvió lo defraudado”, dijo el fiscal quien también tuvo en cuenta que confesó, aunque "aunque de aquella manera”. “Se limitó a reconocer los hechos tal y como estaban en nuestro escrito, pero no aclaró cómo lo hizo, ni cuándo, ni por qué”.

Sobre el móvil, el representante del Ministerio Público apuntó al económico. “Podemos conjeturar porque no lo sabemos, pero teniendo en cuenta que el día de su muerte por la mañana, David hizo gastos cuantiosos a cargo de las tarjetas del fallecido, éste pudo recriminarle esa actitud y amenazarle con llamar a la Policía, lo que habría desembocado en una discusión”, comentó.

Por su parte, el acusado, que ha seguido el juicio sin inmutarse en ningún momento, se negó a hacer uso de la última palabra, ni siquiera para mostrar arrepentimiento o pedir perdón.

Una minuciosa investigación que acorraló al acusado

Los casi tres años de instrucción judicial y el arduo trabajo realizado por la Policía, principalmente para poder demostrar con documentos todos los pagos indebidos, lograron reunir una serie de pruebas apabullantes contra el acusado, incluso aunque este hubiera negado los hechos:

Huellas y ADN. Se encontró rastro del acusado en las armas del crimen, la bola ornamental y el mango del cuchillo muy cerca del cadáver. La punta de dicho cuchillo estaba en la cabeza de la víctima. También su marca biológica estaba en dos colillas en la casa del profesor de una marca de tabaco coincidente con el paquete intervenido en su coche.

Pisadas. Las cinco pisadas de zapatillas correspondían en dibujo, forma y tamaño con las encontradas en la consigna del hotel donde se hospedó David. Tenían sangre de la víctima y salpicaduras y su ADN.

Documentación. En el maletero de su coche estaban las tarjetas de crédito, DNI y tarjeta sanitaria del fallecido. También se encontró un juego de llaves de la casa.

Compras. Se hizo pasar por Benito Torreiro para contratar tarjetas, su voz quedó grabada y fue reconocida y adquirió dos coches con transferencias, según dijo, desde la cuenta de su socio, la víctima.

Geolocalización. El móvil le sitúa en casa del fallecido en el intervalo de días en el que se estima que se produjo el crimen.

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