La “experiencia mística” de Xosé Reza en la capilla mozárabe de Celanova

El descubridor del acontecimiento solar que ocurre cada equinoccio, Xosé Benito Reza, presenta en Vigo un libro sobre el fenómeno

Xosé Benito Reza, autor de “Ciencia e misterio en Celanova”.
Xosé Benito Reza, autor de “Ciencia e misterio en Celanova”.

La capilla de San Miguel de Celanova es conocida por su pequeño tamaño, su origen mozárabe y por el curioso fenómeno solar que se produce en su interior durante los equinoccios. El descubridor de este acontecimiento es el escritor e ingeniero Xosé Benito Reza, que presentará este martes día 6 su libro “Ciencia e misterio en Celanova” en el espacio del Ateneo Atlántico, ubicado en la calle Doctor Cadaval, a las 19:30 horas. La obra reúne las investigaciones realizadas durante más de tres décadas por el autor sobre esta capilla.

Según explicó Benito Reza, fue en los años 80 cuando comenzó a interesarse por esta capilla, único vestigio conservado de la fundación de Celanova en el siglo X. En ese contexto, Benito Reza observó que, durante los equinoccios de primavera y otoño, al salir el sol por la cima de la montaña, sus rayos atraviesan las pequeñas ventanas de la capilla, iluminan completamente su interior y salen por el lado opuesto, un acontecimiento que ahora es ya un atractivo turístico. “Fue una experiencia casi mística”, afirmó, al recordar cómo lo descubrió, tras pedir la llave del templo y acudir antes del amanecer, cuando fue alcanzado de lleno por un haz de luz que recorrió el edificio de lado a lado.

Según explica, en el transcurso de unas obras de acondicionamiento del entorno en los 80, se retiró un merendero adosado al templo y quedó al descubierto una gran roca, cuya existencia no se conocía entonces, pero que sí aparece representada en un retablo barroco del siglo XVIII. La roca, de forma alargada, se orienta perfectamente hacia la cima de la montaña más alta del valle, al igual que la capilla.

El autor considera que esta orientación no responde únicamente a la costumbre de situar las iglesias hacia el este, sino a un alineamiento preciso con el punto exacto del horizonte por donde nace el sol en los equinoccios. Este punto coincide con la cumbre más elevada del valle. Según sus palabras, “no es por el simple hecho de que esté orientada al sol naciente del equinoccio, porque todas las iglesias están orientadas al este”, sino que “la iglesia está orientada al punto donde sale el sol en los equinoccios cuando se asoma por la cumbre más alta del valle”.

Benito Reza defiende que la roca contigua a la capilla podría estar relacionada con un antiguo santuario pagano “de hace miles de años”, junto al que posteriormente se habría edificado el templo cristiano como parte de un proceso de cristianización de lugares de culto anteriores. A su juicio, la gran piedra podría ser una antigua ara de ritos y sacrificios, ya que presenta una pila triangular excavada en su superficie. “La iglesia no inventó un lugar nuevo, sino que fue a donde ya iban los fieles y peregrinos a adorar al sol y a las estrellas”, afirma, poniendo en valor que “seguimos yendo allí, al lugar donde se forjó este mito”.

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