Así era el DNI de un vigués hace 100 años: sin fotografía y en hojas de papel

Este verano ha llegado a Vigo el nuevo DNI europeo, plagado de cambios e innovaciones que lo hacen ser un documento de última generación. Debido a esto, es lógico preguntarse: ¿cómo eran los antecesores del DNI y en qué se diferencian de los actuales?

Antes de la Guerra Civil se empezaron a expedir las llamadas “Cédulas Personales” que se exhibían a la hora de presentarse ante la Administración y que en cada lugar presentaban unos datos diferentes. Este DNI se caracterizaba por estar impreso en una sola cara de una hoja de papel rectangular y de aproximadamente 20 centímetros de largo.

En el caso de las cédulas expedidas en Vigo en la parte superior se colocaba el nombre del Ayuntamiento al lado del número de expedición, que constaba de tan solo 6 cifras. Junto con los datos de residencia habituales en este tipo de documentos, también se registraban el estado civil y la profesión del ciudadano. Sumado a esto, en cada certificado había dos firmas, una la del dueño de la cédula y otra del recaudador que la había imprimido. Por último, un sello del Ayuntamiento correspondiente para asegurar que la identificación era auténtica.

Ya en la actualidad, se está produciendo el cambio hacia el nuevo Documento Nacional de Identidad Europeo que modifica su imagen e incorpora nuevas medidas de seguridad, tanto visibles como invisibles. Esta tarjeta además de ser más pequeña que su “abuelo”, cuenta con múltiples dispositivos como un microchip que ha pasado a ser bilingüe.

A diferencia del antiguo, es obligatorio que aparezca la foto de la persona y un número de serie de nueve cifras y una letra. El material es una de las principales modificaciones con respecto al “vintage”, ya que el actual DNI está hecho de un resistente plástico como cualquier otra tarjeta.

Otra de las características destacables es que posee información por las dos caras. En el lado posterior, además del lugar de nacimiento y residencia, aparece el nombre de los progenitores. Por último aparecen los caracteres OCR (Reconocimiento Óptico de Caracteres), cuya utilidad es que las Administraciones Públicas puedan identificar a los ciudadanos telemáticamente