La demanda de pisos de estudiantes en Vigo desborda a las inmobiliarias

El precio medio es de 300 euros por persona y desde el sector aseguran que “se alquilan enseguida”

Marité Molares, dueña de la Residencia Bitácora, en uno de los dormitorios dobles que oferta.
Marité Molares, dueña de la Residencia Bitácora, en uno de los dormitorios dobles que oferta.

Los pisos de alquiler escasean en Vigo y, como consecuencia, los que admiten estudiantes todavía más. Sobre todo en un mercado en el que la demanda es especialmente alta, pues en la ciudad no hay ninguna residencia universitaria pública, moviendo todo el flujo de estudiantes hacia el sector privado, tanto de complejos residenciales como de pisos. Quienes más están sintiendo esta elevada demanda para la escasa oferta de soluciones habitacionales son las inmobiliarias, que aseguran que en el último mes se ha incrementado mucho la afluencia de universitarios en busca de pisos en los que pasar el curso escolar.

“Lo poco que tenemos se alquila enseguida”, explica Miguel, franquiciado de Don Piso, una de las inmobiliarias que gestiona el mercado de pisos de estudiantes en la ciudad. El precio medio por persona de las viviendas de alquiler para universitarios en la ciudad ronda los 300 euros en un inmueble de 3 habitaciones, que son los más usuales en este nicho de mercado.

Las imperiosas necesidades de los estudiantes, en especial a un mes del inicio de curso, sumadas a la raquítica oferta de alquiler existente en Vigo, supone que estos apenas pidan alguna zona en especial y se adapten sin problemas a lo que las empresas del sector les pueden ofrecer. De este modo, los escasos pisos que entran paulatinamente en el mercado inmobiliario acaban en manos de inquilinos en muy poco tiempo.

Menos tirón en residencias

En una ciudad universitaria, la alternativa a los pisos de estudiantes son las residencias. Urbes como Santiago de Compostela cuentan con una red pública que oferta cada año miles de plazas para los estudiantes que no optan por los tradicionales pisos. Sin embargo, la UVigo no tiene ninguna residencia en su sistema. Dentro del recinto del campus vigués hay una, pero de titularidad privada y no asociada con la universidad, y la única residencia estudiantil pública en la ciudad es Altamar, en Traviesas, gestionada por la Xunta. El resto son alternativas privadas cuyos precios más económicos rondan los 600 euros al mes con pensión completa.

Pero el tirón de las residencias, pese a lo difícil que es encontrar piso, no está siendo demasiado elevado. Así lo confirma Alicia, de la Residencia Gran Vía, que señala que este año “ha ido todo más lento”, pues aún están terminando de cerrar todas las plazas cuando, normalmente, al llegar agosto, ya tenían el cupo lleno. Eso sí, ahora los universitarios tienen menos reticencias a la hora de decantarse por las habitaciones dobles –la opción más barata–: “Se nota la bajada del poder adquisitivo, ahora nos preguntan mucho más por ellas”, matiza.

Los usuarios más comunes de las residencias de estudiantes en la ciudad son los alumnos de primero: “Los que vienen de fuera prefieren quedarse aquí por lo menos el primer año y luego ya buscan piso cuando tienen una pandilla de amigos”, explica Alicia.

“En la ciudad hay auténticos ‘pisos patera’ de universitarios”

Marité Molares dirige la residencia de estudiantes ‘Bitácora’, la más antigua de Vigo. Asegura que “cada año hay menos demanda”, en parte por la caída de natalidad y porque las titulaciones se han diversificado mucho más por el resto de Galicia. Además, apunta que, aunque suele llenar sus plazas, “algunos se van a los pocos días de empezar el curso porque encuentran piso”. Molares muestra su preocupación por la proliferación de los ‘pisos patera’: “Se meten 6 o 7 a vivir juntos y luego se dan cuenta de que al final no acaban ahorrando”, indica, pues conoce casos de residentes que volvieron a ‘Bitácora’ tras vivir en uno de estos pisos.

Encontrar habitación este curso en Santiago, mejor por Instagram: “Es más tranquilo”

Una de las imágenes más impactantes que cada año se repite en Santiago de Compostela son las kilométricas colas en las mayores inmobiliarias de la ciudad los primeros días de junio para encontrar piso. Ayer mismo se publicó la primera lista de aceptados en residencias, por lo que los que no entraron tendrán que pasar por este proceso.

Pero ante un mercado cada vez más contraído y amenazado por la proliferación de los alquileres vacacionales, la experiencia tradicional de encontrar alojamiento para el curso universitario es cada vez más insoportable para los jóvenes. Es por eso que uno de los métodos más extendidos hoy en día es el ‘boca a boca’ digital, esto es, publicarlo a través de las redes sociales, en especial Instagram, una de las más usadas por las nuevas generaciones.

Así es como Andrea, una alumna viguesa de Periodismo, encontró habitación para este curso: “Busqué en Instagram y encontré a gente que ya tenía piso, por lo que simplemente me uní”. Gracias a este movimiento, esta estudiante se ahorró una experiencia que no quería repetir: “Es una locura. Se forman colas enormes, dan prioridades extrañas y básicamente te obligan a pagar allí la fianza si quieres quedarte con el piso”, recuerda.

Además, matiza, “si quieres pagar un precio normal –entre 200 y 220 euros por persona–, vas a tener un piso bastante mediocre con cosas estropeadas”. Andrea apunta que las viviendas más “decentes” rondan los 300 euros por cabeza.

“Si lo haces por Instagram es mucho más tranquilo”, refrenda esta estudiante, que está muy satisfecha con esta experiencia alternativa, pues logró entrar en un piso de 275 euros al mes por persona con todos los gastos incluidos.

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