El Cunqueiro tenía una reserva de energía para resistir 10 días

Caos energético en Vigo

Los grupos electrógenos del hospital vigués tienen capacidad para albergar 130.000 litros de gasoleo y permitieron mantener la autonomía del hospital sin incidencias

La “sala de máquinas” del hospital  está en una zona diseñada específicamente con tomas de aire y silenciadores.
La “sala de máquinas” del hospital está en una zona diseñada específicamente con tomas de aire y silenciadores.

El Álvaro Cunqueiro resolvió con nota el apagón eléctrico que sumió en la oscuridad a toda España, porque cuenta con grupos electrógenos de grandes dimensiones capaces de generar una energía superior a los 10 megavatios hora, muy superior a la que se necesita realmente. La actividad en los servicios críticos del hospital se mantuvo con normalidad durante ese lunes negro y desde el primer momento contaban con el combustible necesario para resistir diez días seguidos de apagón. Pasado ese tiempo, solo habría que adquirir y reponer de nuevo el combustible.

El hospital vigués tiene capacidad para almacenar 130.000 litros de gasóleo, con dos depósitos nodriza de 40.000 litros cada uno y otros dos depósitos para las calderas de gas que suman otros 50.000 litros y que se podrían haber utilizado para sostener la actividad del hospital. El día del apagón tenían los depósitos grandes al 70% de su capacidad y se compraron 22.000 litros más.

El hospital cuenta desde su apertura, hace ya una década, con ocho generadores de gran tamaño, distribuidos en cuatro grupos. Cada grupo está formado por dos generadores para permitir que funcionen de manera redundante, es decir, que si por algún motivo falla uno estaría el otro de reserva para que nunca falte el suministro. Son tres grupos con dos motores de 1.700 kVA cada uno y otro grupo con dos motores de 1.200 kVA, estos últimos situados en la zona de producción técnica.

Los seis motores principales se encuentran en una especie de sala de máquinas en la parte central del hospital, en concreto en la planta quinta, que se diseñó específicamente para albergar esta tecnología con tomas de aire y con sistemas de aislamiento acústico, según explica el ingeniero Alejandro Yelo.

La concesionaria tiene entre sus funciones la gestión del suministro eléctrico del hospital. Ese día puso se ocupó con mayor énfasis de regular el consumo eléctrico en función de las necesidades, reduciendo la iluminación o la climatización en servicios que no eran prioritarios para poder mantener la autonomía del hospital el mayor tiempo posible y donde realmente hacía falta, como en quirófano, en la UCI, Reanimación, Urgencias, zonas en las que “no se puede desacoplar nada”, o por ejemplo en los TAC que estaban operativos (dos de los cinco que hay).

La experiencia “inédita” del apagón fue muy útil para el servicio de mantenimiento del hospital, primero para comprobar que el sistema funciona bien ("estamos orgullosos de cómo fue"), pero también para estudiar posibles mejoras. Estos días los profesionales continúan analizando el comportamiento de los equipos el día del apagón para extraer conclusiones de cara a otros episodios que se puedan producir en el futuro.

Por otro lado, el hospital tiene una acometida eléctrica doble, una principal y otra secundaria. El lunes, al producirse un apagón general en España, fallaron las dos y por eso se pasó al tercer nivel, el suministro de emergencia y los grupos electrógenos. Además, tienen sistemas de alimentación ininterrupida (SAI), que son baterías con la potencia suficiente para que entre el corte de luz y la entrada en funcionamiento de los generadores no se interrumpa el servicio en ningún momento. Esto explica por qué en quirófano no se enteraron del apagón hasta más tarde.

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