Las cámaras delatan al acusado del crimen calle Zamora en Vigo: esperó a la víctima 38 minutos

Las grabaciones y la Policía corroboran que Pablo Posada apuñaló a su vecina de forma premeditada. Los forenses descartan que sufrieran un trastorno mental transitorio

Publicado: 18 oct 2023 - 11:18 Actualizado: 19 oct 2023 - 09:00

Pablo Posada, ayer, en la última sesión del juicio con jurado celebrado en la Audiencia en Vigo.
Pablo Posada, ayer, en la última sesión del juicio con jurado celebrado en la Audiencia en Vigo.

El juicio contra Pablo Posada, de 63 años, acusado de asesinar a su vecina en un piso de la calle Zamora porque le molestaban sus ruidos, se ha ventilado en solo dos jornadas. La última sesión de lo que ha sido una vista por jurado “exprés” se celebró este miércoles con el testimonio de la Policía y los informes de peritos y forenses que tiraron por tierra la única bala con la que contaba la defensa para esquivar una condena máxima.

Primero fueron los agentes de Policía Judicial y Científica. El inspector que llevó la investigación afirmó que el ataque no solo fue por la espalda sino además premeditado y no “instantáneo” como aseguró el acusado. Se basó en las grabaciones de las cámaras de seguridad, que pudieron ser visionadas en el juicio. Según dichas grabaciones, desde que Pablo llegó a su casa hasta que lo hizo su vecina pasaron 38 minutos, tiempo durante el cual “él esperó agazapado en su casa con un cuchillo”, afirmó el inspector.

Los psiquiatras forenses que se entrevistaron con él también tumbaron la tesis del trastorno mental transitorio. Las peritos aseguraron que aunque se trata de un concepto jurídico, los síntomas de ese trastorno no se dieron en este caso, ya que conlleva gran agitación y sobre todo asistencia y tratamiento, que no requirió tras los hechos, pues se mostraba “tranquilo”. Descartaron también que estuviera bajo las influencias de alcohol o drogas o que tuviera algún otro padecimiento psiquiátrico, solo aludieron a un rasgo de personalidad narcisista, “una forma de ser” y a que no mostró “arrepentimiento”.

Por su parte, los facultativos que realizaron la autopsia al cadáver de la víctima resaltaron que su cuerpo presentaba tres heridas, una superficial y primera en la espalda y otras dos, bajo el ombligo y en el tórax de tal gravedad que ambas podían ser mortales. Además, había heridas defensivas o de forcejeo en el cadáver, una en la nariz y las otras, cortantes en todos los dedos de la mano izquierda, con la que “trató de agarrar el cuchillo”. La del abdomen fue realizada con “mucha fuerza” pues le perforó la aorta abdominal y una vértebra, provocándole pérdida de intestinos. La que se supone fue la última puñalada se produjo en el tórax, a la altura de la mama izquierda.

Los facultativos encontraron tres heridas en trayectorias diferentes entre las costillas, lo que significa “que el cuchillo salió y volvió a entrar”, sin embargo, la goma del sujetador impidió sacar el arma por completo por lo que aparece solo una puñalada, de tal violencia que la hoja se quedó dentro del cuerpo, desprendiéndose del mango, que fue encontrado tras retirar el cadáver.

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