El conductor del bus del Lérez, exculpado definitivamente
Accidente del autobús del Lérez
El archivo libre de la causa contra el chófer por el accidente en el que murieron siete personas que viajaban a Vigo en la Nochebuena de 2022, ya es firme
El accidente de autobús más grave ocurrido en Galicia en los últimos 30 años, en el que murieron siete de los ocho pasajeros que viajaban de Lugo a Vigo en la Nochebuena de 2022, no fue culpa del conductor. El archivo de la causa contra el chófer vigués Carlos Monzón, dictado primero por el Juzgado de Instrucción 1 de Pontevedra y ratificado posteriormente por la Audiencia provincial, ya es firme, después de que expirara el plazo para un posible último recurso que no fue presentado.
Tanto la instructora como el tribunal provincial coincidieron en señalar la ausencia de indicios de una conducción imprudente ni grave ni menos grave por parte del conductor, quien había sido exculpado de toda responsabilidad por la única viajera superviviente.
La justicia ha determinado así que el chófer del autobús no cometió ninguna infracción y que en el siniestro influyeron otros factores como la intensa lluvia y el estado de la vía. De hecho, el archivo de la causa por siete homicidios imprudentes fue libre y no provisional, es decir por ausencia de indicios de delito.
El autobús se salió de la vía a la altura del viaducto de Pedre de la N-541, Cerdedo-Cotobade, precipitándose al río Lérez. Aunque el informe del equipo de reconstrucción de accidentes de la Guardia Civil determinó como factor principal del siniestro, la velocidad del vehículo, tanto el juzgado de Instrucción, como la Audiencia coincidieron en señalar que no se ha podido determinar la velocidad del autobús en el momento del percance, y que la que se señala en el informe pericial es especulativa, ya que atiende a la velocidad en ese tramo el día anterior y a a 860 metros del lugar del percance”.
El propio conductor en su declaración insistió en que el vehículo hizo aquaplaning , afirmó que tomó la curva a una velocidad por debajo de los 80 kilómetros por hora, pero en ese punto, el agua corría por la carretera como una riada. Al pasar las ruedas delanteras ya notó algo extraño, pero fueron las ruedas traseras las que hicieron aquaplaning y la vía se convirtió en una pista deslizante. En ese momento, el vehículo se fue sin control hacia el lado izquierdo, después hacia el derecho, “volando” por el viaducto y sin que el conductor pudiera hacer nada para controlarlo. El accidente derivó en el conocido “Pacto de Pedre”, en el que los alcaldes de los municipios por donde transcurre la N-541 reivindicaron mejoras en la vía.
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