Once años de cárcel al exgrapo que disparó a un joven en Vigo

Tribunales

La Audiencia condena a Manuel Baña por tentativa de asesinato y tenencia de armas. Destaca la “enorme peligrosidad” de llevar pistola

Publicado: 17 oct 2024 - 15:27 Actualizado: 17 oct 2024 - 20:47

Manuel Baña, durante el juicio en la Audiencia. // Vicente Alonso
Manuel Baña, durante el juicio en la Audiencia. // Vicente Alonso

Manuel Baña disparó a un joven en el parque de Castrelos en septiembre de 2023 en el momento en el que lo tuvo a tiro y con la intención de causarle la muerte. La sentencia de la sección quinta de la Audiencia es tajante a la hora de considerar probado que la actuación del exgrapo vigués, de 70 años, contra el dueño de un perro con el que había tenido enfrentamientos previos por los animales fue un intento de asesinato.

En el fallo, dado a conocer este jueves, el tribunal le impone un total de once años de cárcel (diez por la tentativa de asesinato y otro más por la tenencia de armas) además de otros diez de libertad vigilada una vez cumpla la pena, que consistirá en la prohibición de acercarse a 200 metros del domicilio, lugar de trabajo o donde se encuentre la víctima, así como la de comunicarse con él. En cuanto a la responsabilidad civil, tendrá que abonar al joven 3.840 euros por el daño moral.

Según el tribunal, aquel 14 de septiembre de 2023, Manuel estaba en el parque canino de la Finca Dos Aires, cuando vio que se aproximaban la víctima y su novia. Fue en el momento en el que el joven comenzó a grabar a sus perros cuando desenfundó sorpresivamente una pistola que llevaba consigo y le apuntó, mientras profería expresiones como “vas a morir” “ya te llevaba tiempo esperando”, teniendo que montar el arma.

La sentencia entiende que el ánimo de matar queda probado no solo por el vídeo grabado, sino por las declaraciones de la Policía asegurando que lo tenía a tiro y que la bala pasó rozando el árbol donde se escondió la víctima y el lugar del cuerpo al que iba dirigido el disparo, la cabeza. A eso añade las expresiones que vertió y cómo durante su traslado por los agentes manifestó de forma reiterada que “lo voy a matar, si no lo hago yo, mando a alguien”.

Considera igualmente que sacar una pistola es una reacción tan desproporcionada que es imposible de prever para la víctima, que pudo escapar por los problemas que le dio el arma al acusado inicialmente.

Además, incide el tribunal en la “enorme peligrosidad” de portar una pistola y sacarla en la menor ocasión y su falta de arrepentimiento. Descarta, asimismo, la sentencia que el acusado tuviera miedo insuperable, como él mismo afirmó durante el juicio. “Bastaba con haber apartado a sus perros y permitir que los otros se marchasen”, indica el tribunal.

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