La Policía afirma que el disparo del exgrapo a un joven en Castrelos iba a la cabeza

Tribunales

Manuel B., acusado de intentar asesinar a un joven en Castrelos por una disputa con los perros, declaró que “nunca tuve intención de matar a nadie, pero tenía miedo”

Publicado: 10 oct 2024 - 12:13 Actualizado: 11 oct 2024 - 10:12

El exgrapo, Manuel B., sentado en el banquillo. / Vicente Alonso
El exgrapo, Manuel B., sentado en el banquillo. / Vicente Alonso

En una declaración, con sollozos incluidos, el exgrapo Manuel B., de 70 años, acusado de intento de asesinato y que se enfrenta a un total de 10 años de cárcel por disparar a un joven en Castrelos en septiembre pasado, afirmó e insistió en que “nunca tuve intención de matar a nadie”.

Reconoció que el arma era suya y que la llevaba con frecuencia porque “estoy amenazado por los Grapo y temo por mi vida”. El enfrentamiento con la víctima comenzó unos meses antes, “venía a mí gritando que mis perros no se acercaran al suyo” y relató cómo “me golpeó en la cabeza, chorreaba de sangre, y si no llega a ser por su novia, me mata”.

A raíz de dicho episodio, dijo, “estaba aterrorizado” así que el día en que se volvió a encontrar con el joven y su pareja en Castrelos y “se acercó a mí gritando otra vez que sus perros no se acercaran al suyo y después de los antecedentes en los que casi me mata, monté la pistola y disparé, no quería matarlo, lo juro por la Biblia, pero tenía miedo”.

Los peritos de la Policía aseguraron no obstante, que el tiro iba en línea perfecta “a la cabeza” y que si no llega a ser porque la víctima se movió detrás del árbol “podía haberlo matado, de hecho, la bala rozó el tronco del árbol”.

Sobre las amenazas de muerte proferidas al joven y que fueron ratificadas en sala por este, su pareja y por los policías que lo trasladaron al hospital y a Comisaría, afirmó que eran mentira. “Pueden atribuirme hasta la muerte de Manolete, pero no fui a matarlo, si hubiera querido lo habría hecho porque tenía balas suficientes y solo disparé una vez", afirmó. Sin embargo, los agentes consideraron que las condiciones físicas del acusado y el hecho de que la víctima estuviera en un desnivel “le impedirían acercarse para volver a disparar o seguirle”.

Aunque el psiquiatra aseguró que en su historia clínica no consta ninguna patología, el discurso de Manuel apuntaba a una obsesión con su pasado y al convencimiento de que su versión era la real. De hecho, en la última palabra, dijo que era una persona mayor de 70 años y que “estoy muy enfermo, posiblemente muera en la cárcel, aquello no se puede soportar”. Los vídeos de los hechos también ratifican cómo buscó al joven en el árbol para dispararle. La Fiscalía y acusación pidieron su condena, actuó con “alevosía en un ataque sorpresivo del que la víctima no podía defenderse, iba a matar". La defensa solicitó la absolución por miedo insuperable.

“Me buscaba para dispararme y me apuntó”

El joven contra el que disparó Manuel declaró que había tenido otro encontronazo con él por culpa de que sus perros “iban sueltos y habían atacado al mío”. Tras lo ocurrido meses antes “nos había amenazado a mí y a mi pareja con que íbamos a morir”, de hecho ella, que también testificó, afirmó que “me daba miedo ir sola al parque”. Ese día, al verlo, “empecé a grabar con mi móvil a sus perros para que quedara constancia y fue entonces cuando sacó el arma, y dijo que ”llevaba tiempo esperando este momento" y ahí fue “cuando vi que era una pistola y me escondí detrás del árbol, me buscaba para dispararme, me apuntó y disparó”. Ambos relataron el “pánico” vivido y las secuelas psicológicas.

Contenido patrocinado

stats