Concello y Zona Franca buscan recuperar y dar uso público a la Panificadora

Nuevo intento para reiniciar el proyecto de transformación del complejo industrial en ruinas. Abel Caballero señala que “el proceso va a llegar a la culminación” para ofrecer un espacio de utilidad a los ciudadanos mientras David Regades se compromete a financiar la recuperación para “que quede la huella industrial que tuvimos”

El momento de la firma del protocolo ayer entre Abel Caballero y David Regades, junto a Carmela Silva y María José Caride.
El momento de la firma del protocolo ayer entre Abel Caballero y David Regades, junto a Carmela Silva y María José Caride.

El Concello y el Consorcio de la Zona Franca firmaron un protocolo para reiniciar el proyecto de rehabilitación de la Panificadora, 44 años después del cierre de este complejo industrial, que a día de hoy se encuentra ya en estado de ruina tras anunciarse numerosas iniciativas para su recuperación que no llegaron a llevarse a cabo. El acuerdo se formalizó en un acto celebrado en Praza do Rei, con la presencia del alcalde Abel Caballero y el delegado del Estado en la Zona Franca, David Regades.

El protocolo firmado establece las bases para la posterior redacción de un convenio que se espera firmar antes de fin de año, con el objetivo de licitar un nuevo proyecto de recuperación en el primer semestre de 2025. Este plan contempla la rehabilitación de los edificios y su explotación durante un período aún por definir, asegurando que los espacios resultantes tengan un uso público y accesible para los ciudadanos.

El alcalde Abel Caballero destacó la importancia de esta firma como un paso hacia la recuperación de la Panificadora. “Con este protocolo iniciamos el proceso que ahora, ya sí definitivamente, va a llegar a su culminación”, afirmó. “Es cierto que lo habíamos iniciado ya antes y con David Regades en Zona Franca, pero cuestiones urbanísticas lo impidieron”, añadió el regidor. Caballero subrayó la necesidad de preservar la esencia arquitectónica del complejo y evitar desarrollos que no respeten su valor histórico. “Que sea para la ciudad, no para inmensas torres de edificación y pelotazos urbanísticos”, aseguró.

Regades indicó que la Zona Franca se compromete ahora a financiar la rehabilitación de los edificios y resaltó el objetivo de que el proyecto esté al servicio de la ciudadanía. Mencionó que la redacción del convenio definirá los detalles del proyecto, incluyendo los costes y la financiación, aún por anunciar. Con todo, Regades se congratuló por esta iniciativa, que permitirá “recuperar esos edificios y que quede esa huella industrial que tuvimos”.

La Panificadora lleva 44 años con las puertas cerradas y en estado de ruina avanzada. Incluso perdió su protección tras anularse el Plan General de 2008, que definía el edificio como “una escultura urbana que define el perfil de la ciudad”.

Todos los proyectos planteados para su desarrollo han fracasado: la construcción de una zona comercial en tiempos de Lois Castrillo y posteriormente su integración en un nuevo consistorio, idea lanzada por Abel Caballero y que se concretó en una maqueta de Moneo. En 2016, Caballero ya hizo la propuesta de acometer de forma conjunta con Zona Franca la “recuperación” del edificio, pero en 2022, el Tribunal Superior de Xustiza de Galica anuló la modificación puntual del Plan Especial del Casco Vello en la que se incluía la Panificadora, modificación operada por el Concello para poder tener soporte legal para reformar dicho edificio y darle contenido.

Ahora, Caballero asegura que “lo incluimos en el PGOM y ya tenemos la garantía jurídica de que está acondicionado y conforme las condiciones y el desarrollo para que la ciudad tome posesión de la Panificadora”. Los silos a día de hoy están protegidos como parte del “perfil de la ciudad”.

La maqueta del anterior proyecto para rehabilitar la Panificadora.
La maqueta del anterior proyecto para rehabilitar la Panificadora.

Otra idea de arquitectura industrial para “uso ciudadano”

En el acto celebrado, ni Caballero ni Regades dieron detalles sobre los usos que se dará a estos edificios una vez rehabilitados, más allá de que serán “de disfrute ciudadano”. El último proyecto de recuperación impulsado por Concello y Zona Franca, que ahora tendrá que rehacerse, planteaba convertir la vieja fábrica en un espacio cultural, social y de ocio. El edificio principal tendría un gimnasio, spa, coworking, un centro gastronómico y un Museo del Pan, además de una cafetería en la última planta. El almacén se destinaría a espacios de ensayo para músicos y a actividades de danza y teatro. Los silos se convertirían en una zona de exposiciones con un mirador en la parte superior. El edificio de la calle Falperra albergaría la Biblioteca del Estado, ahora proyectada en la calle Lalín. Los patios exteriores se aprovecharían para áreas de acceso peatonal y zonas verdes que conectarían con la Praza do Rei.

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