Comunidades de montes: “Somos clave para prevenir los incendios”
Piden una nueva planificación forestal y recuerdan que este verano, la vigilancia y las brigadas que organizaron permitieron frenar decenas de focos, además de colaborar en la extinción
Cinco Mancomunidades de Montes de la provincia de Pontevedra consensuaron una postura común tras la comparecencia del presidente de la Xunta en el Parlamento, en la que nombró a estas organizaciones como “actores necesarios”
Las Mancomunidades de Montes de Baixo Miño, Morrazo, Pontevedra, Val Miñor y Vigo representan a más de 70 comunidades de montes vecinales que acumulan “cuatro décadas de compromiso con el territorio”.
Explicaron que este verano, la vigilancia y las brigadas organizadas desde las comunidades de montes permitieron frenar decenas de focos, colaborando además que las brigadas antiincendios en labores de extinción. Pero la amenaza de los Grandes Incendios Forestales, agravados por el cambio climático, la fragmentación y abandono de los montes privados y la falta de planificación integral, afecta ya a más de 725.000 personas entre Pontevedra y Baixo Miño. “No hablamos solo de incendios forestales: son incendios del territorio, que ponen en riesgo vidas, propiedades y el futuro socioeconómico del rural haciendo necesaria la coordinación de todos los niveles administrativos y todos los agentes implicados, donde las comunidades de montes tienen un papel fundamental.
Se ofrecen a un debate constructivo y respetuoso. En su opinión, se trata de ejecutar los compromisos ya aprobados y de dotar de medios a las comunidades.
Por otra parte, explican que llevan más de 40 años trabajando en la ordenación y recuperación del monte, tras su devolución a las parroquias tras décadas de abandono y que gestionan alrededor del 25% de la superficie de los municipios en los que están presentes con Planes de Ordenación Forestal a largo plazo fiscalizados por la Administración.
Las comunidades de montes recuerdan que su trabajo va mucho más allá de la producción maderera y mencionan tareas como la recuperación de frondosas autóctonas, bosques y manantiales; pastoreo, apicultura y aprovechamiento sostenible de castañas y setas; creación de parques forestales, senderos e infraestructuras verdes; dinamización cultural, deportiva y educativa; además de prestar servicios ecosistémicos para toda la sociedad con las traídas de agua, absorción de CO2, biodiversidad, ocio y salud. Subrayan que “todo esto gracias al esfuerzo desinteresado de millares de comuneras y comuneros, que reinvertimos de media más del 75% de los ingresos en el propio monte, muy por encima del exigido legalmente”.
Consideran que el territorio es un valor que deben cuidar y proyectar hacia el futuro. Para eso, la estrategia de las comunidades de montes se basa en tres pilares: la defensa estratégica de los montes, como patrimonio, económico, social, natural y cultural; participación activa de las comunidades de montes, como motor de desarrollo sostenible; mejora continua en la gestión, adaptándose a los retos sociales, ambientales y económicos. “La implicación vecinal no solo asegura la conservación de estos espacios naturales, sino que también fortalece la identidad comunitaria, un monte multifuncional contribuye al desarrollo socioeconómico del medio rural, generando oportunidades vinculadas al turismo sostenible, a la producción forestal responsable y a la valorización del patrimonio natural, etc”.
Entre las propuestas está una inversión plurianual y fórmulas administrativas ágiles que aseguren una ordenación del territorio resiliente al fuego, promover el uso multifuncional del monte, y otras.
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