Coia bailó entre multitudes al ritmo frenético de la Panorama

La Panorama, palabras mayores, uno de los espectáculos más esperados de las fiestas de Coia, con legiones de fans como si fueran -como ellos mismos dicen- los Stones de las orquestas. Imposible encontrar sitio desde mucho antes de comenzar el espectáculo, a eso de las once de la noche, y público entregado desde el minuto 1. Cierto que los músicos y danzarines se lo curran durante la hora y media que están dándolo todo con su repertorio trepidante.

No son pocos los que se lo conocen de arriba a abajo, fieles a la causa que se mueven de parroquia en parroquia y que disputan sobre quién se asienta en el trono del verano, si la París de Noia o el Combo Dominicano, que esta semana incluso movieron más público en las fiestas de Cesantes, en Redondela. Cantantes, músicos, bailarines no paran sobre el escenario, intercambiando la voz, animando al público, y en un esfuerzo extra ante la multitud que se animó a disfrutar de un 'show' que nunca decepciona. El misterio es el cambio generacional y social: antes, en el siglo XX, las orquestas eran para los mayores, ahora es público juvenil el que llena los espectáculos. Llena hasta la bandera, como en los conciertos de las grandes estrellas. Solo los más devotos pudieron hacerse con una posición preferente para observar el espectáculo en primer plano. El alcohol volvió a reinar y, cubata en mano, los más mañosos demostraron sus peculiares habilidades de baile ante los reyes.

Un fenómeno en las fiestas

La jornada transcurrió sin incidentes reseñables más allá de que hubo que apagar un incendio por la tarde por la tirada de bombas de palenque. La llegada de la Panorama constituyó el colofón de unas fiestas que ya se hacía de rogar tras dos años de parón por la pandemia. No decepcionaron y volvieron por todo lo alto. La cita con la orquesta y su fenómeno fan, junto a la de los fuegos artificiales, para los que se utilizaron alrededor de 100 kilos de pólvora, se convirtió en el principal atractivo de la celebración.