El Cíes Market, también para el vermú
El mercado navideño se convierte por las mañanas en lugar de encuentro de amigos y de comida para los visitantes
Hay un Cíes Market diurno que constrasta enormemente con el Cíes Market que se ilumina a partir de las seis de la tarde, cuando comienza a ponerse el sol; un Cíes Market que transita entre la transquilidad habitual de la Alameda de Praza de Compostela y el bullicio de las noches de la Navidad viguesa y que el Concello quiere hacer compatible con el descanso de los vecinos.
Este mercadillo navideño, con sus 90 vistosas casetas de color azul cielo, que se llena por las noches con los miles de visitantes que acuden a ver las luces de Vigo o a disfrutar de la noria gigante, ofrece su versión más sosegada por las mañanas, convertido en el lugar que muchos turistas, especialmente familias, eligen a para comer, y en el que muchos vigueses quedan con sus amigos en estas fechas tan señaladas para tomar el vermú y desearse felices fiestas.
Aunque no abren todos, a partir de las 11 de la mañana ya podemos comprar en algunos puestos algún producto gastronómico típico o algún objeto de decoración, mientras que en la zona gastro se preparan para tener organizado su ‘mise en place’ y servir a los primeros comensales que se acercan hasta esta céntrica zona.
Para el turista, el ‘fast food’ que podemos encontrar como oferta en el Cíes Market es la opción ideal para hacer un alto en el camino en su visita a Vigo, ya que es económico y gusta a todos, desde el niño hasta la abuela. “Se está bien, porque hay poca gente, pero de noche también es muy bonito por las luces”, comentaba una familia, llegada desde Segovia e Italia, mientras daba cuenta de unas patatas fritas, unas hamburguesas y unos finger de pollo.
Para Santiago y Estefanía, llegados de Madrid, la tranquilidad de la mañana les permite comer con calma junto a su hijo Martín y después seguir la visita para que el peque disfrute de las atracciones de la calle Areal.
A los locales, a la gente de aquí, les conoceréis por la elección del acompañamiento para el vermú: tapita de pulpo y botella de blanco, una combinación que se repite en las mesas altas ubicadas en el centro de la Alameda, donde obviamente se encuentra el puesto de la pulpería, muy próxima a la de los asados. “Somos amigos. Coincidimos para quedar aquí y tomar algo. Nos gusta porque el ambiente por la mañana es muy tranquilo”, comentaban Alberto, Gerardo, Maca y Chus.
“Ahora se está bien y puedes atender a los clientes con más dedicación. Por la noche es una locura”. Luz Enit y José Grismaldo son dos de las cuatro personas que atienden un puesto especializado en comida rápida a base de pollo.
Para Emilio Mosquera, que junto a su padre Manuel Mosquera lleva un puesto de turrones y dulces artesanos con tienda en A Coruña, las mañanas son muy flojas. “Por la noche es cuando la gente se anima más, porque después de cenar el cuerpo te pide algo dulce”, señala.
En el puesto de Wakoo Shop, dedicado a artículos de artesanía navideños, confían en que la compra de estos objetos se convierta en una tradición, al igual que ocurre en el resto de los mercadillos de Navidad de Europa.
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