“O Berbés está al máximo de su capacidad, necesita más espacio”
El puerto pesquero recibe a diario camiones con pescado desde todo el mundo y necesita superficie operativa
O Berbés es un mundo empresarial, con 700 firmas registradas, de todos los tamaños, muchas de ellas comercializadoras con años de trabajo y apenas tres personas en nómina, otras más grandes, que distribuyen pescado por toda España. También exportan, por ejemplo a Italia, y en el pasado a Estados Unidos, hasta que se desató una campaña contra el pez espada por su supuesta carga de mercurio…
Eso en cuanto a las salidas. Porque el pescado que llega por carretera para su venta en la lonja procede en muchas ocasiones de Francia o Irlanda (combinando barco y camiones), también de Mauritania, para lo cual tienen que cruzar el desierto y llegar hasta Algeciras, con 14 horas más de viaje.
Con todas estas “fuentes” se conforman la oferta que ha logrado mantener la posición hegemónica del Berbés en Europa. La UE ha reconocido formalmente lo que era una marca de distinción: es, en efecto, la primera lonja comunitaria por el valor de su pescado.
Hay puertos en el norte europeo que gestionan más pesca, pero se trata de harinas, de escaso valor, aunque esenciales para mantener la acuicultura. “Somos el primer puerto de Europa, y aunque haya bajado algo la cifra total, esto no va a cambiar fácilmente”, señala el responsable del pesquero, quien reconoce que un problema es la superficie útil. “O Berbés está al máximo de su capacidad, hace falta espacio", concluye.
La lonja está abierta a diario, aunque fluctúa la cantidad de pescado que se oferta, en parte por una costumbre de los comercializadores sobre los mejores y peores días que la Autoridad Portuaria no comparte. Busca equilibrar la oferta para que cualquier jornada sea interesante para los compradores.
Ya con todo el producto en la lonja, se inician las subastas de los lotes de pescado, con enorme agilidad y los vendedores utilizando megáfonos para realizar la puja a la baja hasta que un interesado lo compra. Y así uno y otro. Si nadie quiere el pescado se registra y guarda, tras comprobar su calidad, para el día siguiente. Porque en las cajas está señalizado el día de su captura, que puede variar en función de la marea. Luego llega el paso del pescado a las dependencias interiores, donde se prepara para su venta, eliminando tripas y dejándolo listo para llevar, como hace la pesquera viguesa Mascato.
Marisco irlandés o de las rías
Fuera de la lonja destaca la depuradora de moluscos, clave para garantizar que mejillones y almejas puedan ser consumidas sin temor a la bacteria intestinal o la más peligrosa paralizante. Tras quince horas recibiendo un tratamiento con agua y cloración, la empresa marca y empaqueta el marisco. A su lado se encuentran los viveros, donde lo más llamativo es la llegada masiva de crustáceos. La centolla de Irlanda, a siete euros; de la Ría de Vigo estaba esta semana a 50 o 60 euros. Los camarones y cigalas se conservan de forma especial: a oscuras para que no se estresen.
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