Los arqueólogos creen que está por descubrir el Vigo romano
Los orígenes de Vigo
Las evidencias apuntan a la aparición antes o después de un edificio público, como un teatro o un templo, que daría otra dimensión a la historia local
Vigo fue una aldea (un vicus) o un asentamiento de cierta importancia, quizá Burbida. Si es lo segundo, tendría que haber algún resto romano de importancia, un edificio público, por aparecer en el subsuelo, más allá de las villas y las salinas, entre las más importantes del Atlántico. Coinciden los arqueólogos, entre ellos algunos de la categoría y experiencia de Javier Luaces y José Manuel Hidalgo Cuñarro, así como José Ballesta, en que el Vigo romano está todavía por descubrir y quizá más pronto que tarde aparezcan restos de un teatro o un templo. Lo más parecido hasta el momento ha sido la basa de una columna hallada en la construcción del Auditorio. Es un primer paso. En Cartagena, que fue capital en Hispania, se localizó un teatro espectacular hace apenas unos años.
“Pienso que algún resto de un edificio público tendría que haber, desde luego no un anfiteatro, pero por la población sí debería existir un templo, un odeón o un teatro”, considera José Manuel Hidalgo Cuñarro, arqueólogo autor de un trabajo en profundidad sobre el Castro y el primer Vigo romano, que ha excavado en varios lugares, tanto en la ciudad como en las Cíes. Sobre la basa que se halló en Beiramar, clave en la búsqueda de este grial, considera que por sus dimensiones apunta más a un templo que a una villa. “Es dos veces del tamaño de las que me aparecieron en la villa de Toralla. Para mí sería de un edificio público orientado hacia el poniente. Habrá que esperar, hasta ese momento todo son hipótesis, pero tienen base sólida”.
Recuerda como otro dato a favor que menos población que el Vigo romano tenía el castro de Toralla o el entorno del Museo do Mar y allí se encontraron las aras púnicas. “La religión está muy presente en las culturas del Mediterráneo. Aunque sean escasas, también aquí está en un ambiente de gran romanizacion”.
Otro arqueólogo con varias campañas a sus espadas -en especial el ámbito submarino, con los galeones de Rande como su principal investigación- coincide en general con la misma idea de que Vigo romano no ha aparecido más allá de las salinas. Para empezar hay que analizar aspectos que a día de hoy aún siguen creando polémica. ¿Nos encontramos o no en la mansión que aparece citada en el intinerario de Antonino? Señala Luaces que en la descripción de la Vía XX (per loca maritima) aparece el nombre de Vico Spacorum. Esta idea fue defendida ya desde el siglo XVI por Ambrosio de Morales. “Sin embargo, en los últimos años hay autores como Peña Santos, Rodríguez Colmenero o Caamaño Gesto que lo descartan. Contra esta hipótesis, González Crespán reinterpreta el trazado de Antonino considerando que algunas partes del trazado serían por mar y no por tierra, situando el Vicos Caporum en las Cíes”, explica.
En todo caso, la polémica sigue en la actualidad y hay quien dice (Santos Estévez, 2020) que no se trata ni del Vico Spacorum ni del Vicus Helleni -como defiende Pérez Losada- sino que en época romana la ciudad se llamaría Burbida.
“Sea como sea y sin entrar en otras hipótesis, lo que está claramente documentado por las investigaciones arqueológicas es la gran importancia comercial de Vigo en época romana. La aparición de ánforas (tanto en el yacimiento de O Areal o en pecios como el de Cabo de Mar) así como la importancia de las salinas y las salazones descubiertas, demuestran un comercio a gran escala ya desde época imperial. Además, existió una importante necrópolis en O Areal donde se han localizado infinidad de tumbas, así como una impresionante colección de estelas funerarias”, asegura Javier Luaces.
Por todo ello, concluye que parece lógico pensar que tuvo que haber un asentamiento romano (de nueva creación, además del existente en O Castro) de gran entidad, lo que no encaja con la idea de una aldea e incluso de un vicus (un asentamiento sin importancia). “La no aparición de edificios civiles quizá, o bien todavía no se han localizado o bien han sido desmantelados y reaprovechados en construcciones posteriores a lo largo de la historia de la ciudad”, zanja.
“La arqueología urbana va a remolque de la construcción”
En Vigo se han encontrado las mayores salinas del Atlántico, varias villas -la última en Beiramar, la más importante la de Mirambell, en O Vao- y una parte de una vía romana, en el Casco Vello, que se puede visitar (frente a la Concatedral). Pero falta un edificio público. Javier Luaces señala que hay que tener en cuenta que la arqueología urbana suele ir a remolque de la construcción, siendo muy difícil investigar en un contexto en el que los trabajos están condicionados, entre otros, por factores como la limitación al espacio de una obra concreta o la financiación de una promoción privada cuyos objetivos, lógicamente, no coinciden con los de la arqueología.
“La investigación es muy compleja por encontrarnos en un entorno fuertemente urbanizado. Aunque tampoco ayuda la falta de planes y de inversión, en definitiva de interés, por parte de las instituciones”, asegura.
La misma opinión sustenta desde hace años Ballesta, del museo de Castrelos. "No es desdeñable que aparezca un edifico público importante, es más estoy convencido de que así será. Tenemos la basa de un edificio muy importante, por el fuste y la columna. No es el Panteón de Roma, pero queda claro que se trata de parte de un elemento arquitectónico de una ciudad, quizá un templo. Ojalá aparezca, es posible que algún día ocurra en el Casco Vello", afirma.
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