Ángel Carracedo: "Me obligan a jubilarme pero seguiré en activo"
Ángel Carracedo, catedrádico de Medicina Legal
Ángel Carracedo (Santa Comba, 1955) es uno de los investigadores más prestigiosos del mundo en medicina forense y genómica, aunque con la humildad que lo caracteriza quita hierro al asunto cada vez que se le enumeran sus descubrimientos y premios. Ayer visitó Vigo para dar una charla en el CIFP Manuel Antonio, tras la que atendió a AtlánticoTV haciendo un hueco en su apretada agenda.
Ha venido a dar una charla a los estudiantes del Manuel Antonio. ¿De qué han hablado?
Yo les quería contar lo que hacemos, lo importantes que son para nosotros los técnicos de laboratorio y analogía patológica, la labor técnica en general, porque dentro de nuestro grupo tenemos a muchos de ellos que hacen una labor muy importante. Quería contarles esto para que entiendan y vean posibles salidas profesionales y también para que los profesores orienten la enseñanza de los técnicos de manera que a nosotros nos interesa. Tenemos que estar siempre en contacto con ellos para que la formación pueda trasladarse al trabajo en la vida real.
Pese a dirigir la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica y el Centro Nacional de Genotipado, no duda en ir a los institutos que le llaman para inspirar a los jóvenes investigadores.
Para mí es muy importante no sólo divulgar lo que hacemos, sino también darles un mensaje de ilusión y contarles lo que hacemos en ciencia. Aquí es una cosa distinta, es una cosa muy profesionalizante, un ambiente diferente.
La Medicina Genómica ha avanzado considerablemente hasta el punto de, por ejemplo, permitir secuenciar virus desconocidos en cuestión de días. ¿Cuáles cree que serán los siguientes avances?
Un virus es una cosa muy pequeñita, con 15.000 letras. Pero secuenciar un genoma humano, por ejemplo, con 3.300 millones de letras, podemos hacerlo muchas veces al día. Eso sí que es totalmente increíble. Yo creo que la secuenciación de nueva generación que permite secuenciar genomas enteros de individuos con enfermedades es una revolución muy grande.
¿Cómo cree que habría sido la reciente pandemia del covid sin estos avances en materia de medicina genómica?
No estoy seguro de cuánto ha representado la medicina genómica en el covid, pero sí que han influido los avances en investigación. La tecnología de ADN recombinante y el ARN mensajero sí que han sido un antes y un después. Es lo que ha hecho que la pandemia haya pasado tan rápidamente y con mucha menos mortalidad.
Cuarenta años de docencia e investigación y decenas de premios a su trabajo… ¿Con qué momento especial se quedaría de toda su carrera profesional? Con los premios no, aunque los recibo con cariño siempre me 'desacougaron' un poco, como decimos en mi tierra. Antes me quedaba más con avances científicos que hacíamos. Ahora, con pacientes que vienen con problemas y les podemos ayudar, o cuando buscamos un fármaco potencial para curar a alguien. Ahora, un simple diagnóstico de un paciente que sufra y ayudarle es lo que más me motiva.
De esos descubrimientos que han hecho, ¿cuál cree que fue el más relevante?
Quizá encontrar que la esquizofrenia es en cierto modo una enfermedad autoinmune. También la cantidad de genes de autismo que estamos descubriendo. En la parte forense, fue muy importante que muchos de los marcadores genéticos que se emplean en todo el mundo fuesen descubiertos por nosotros. Cuando ves todo lo que hace todo el mundo es bonito verlo.
Decía en pasadas entrevistas que se arrepiente de no haber patentado esas tecnologías.
Sí. Las de medicina forense sí. Ahora tenemos que comprar los kits que hacen las casas comerciales por cosas que descubrimos nosotros y duele un poco. Pero siempre fue una debilidad nuestra la parte de patente y transferencia.
Se sentirá orgulloso de que sus avances científicos hayan ayudado a resolver asesinatos e identificar cadáveres que llevaban décadas sin identidad.
Estoy orgulloso de la gente de mi grupo. Tengo una gente valiosísima y multidisciplinar y todo lo que hacemos siempre se lo dedico a ellos porque creo que es la clave del éxito de lo que hacemos. Aprendo de ellos todo el tiempo.
¿Se imaginaba esto cuando empezó a investigar?
Fue todo poquito a poco. Cuando empezamos era muy difícil todo. Y cada vez que ayudas a la justicia, te da satisfacción. Pero nunca me puse objetivos. Una vez le preguntaron a Amancio Ortega cómo había amasado semejante fortuna y dijo que 'siguiendo la rueda', pues yo igual. Trabajando y dejándome llevar se fue creando todo eso.
Estudió Medicina y luego se fue a Suecia a estudiar los genes. ¿Cómo nació esa pasión por la genética?
A mí me gustaban muchas cosas, pero lo que no me gustaba de aquella era la medicina clínica, llevaba fatal el tema de la enfermedad, atender a gente sufriendo, aunque ahora con la genética clínica tengo que hacerlo. Entonces, dentro del abanico que me interesaba, la genética era una de las mejores opciones. Me llevó la vida por ahí, aunque me habrían apasionado otras cosas igualmente, pero esta particularmente me encanta.
Coordina grupos de hasta 200 personas. ¿Qué hacen estos grupos en el día a día?
Muchos diagnostican, otros hacen medicina forense, otros fabrican fármacos y otros buscan los mecanismos de las enfermedades. Es un grupo muy heterogéneo. Y mi día a día ni te lo digo, porque es enloquecido. Hoy (por ayer) tengo que estar en Santiago, luego me tengo que ir a Oslo a dar unas charlas y ver el programa de genómica de Noruega. Mi vida es ajetreada, pero bonita también.
¿Piensa ya en la jubilación?
De momento no, aunque el sistema público por la parte universitaria desgraciadamente me obliga. Pero en mi vida yo no dejaré la actividad. Me encanta lo que hago y de una manera u otra lo seguiré haciendo.
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