“El Alzheimer no es una dolencia, son varias con distinto origen"
CARLOS SPUCH Neurocientífico del Instituto de Investigación Galicia Sur
La periodontitis bucal y determinados problemas intestinales, entre las posibles causas
Carlos Spuch es biólogo molecular y trabaja como investigador senior en el grupo de Neurociencia Traslacional del Instituto de Investigación Sanitaria Galicia Sur, con sede en el Cunqueiro. Es también coordinador de la red gallega de demencias y despliega una importante actividad divulgadora con charlas para diversos colectivos y escolares, en las que ha sabido salir del lenguaje más técnico para adaptarse a la edad de su auditorio. “Tuve que aprender, divulgar es nuestra obligación también y lo disfruto”. El Alzheimer es una de sus múltiples líneas de trabajo.
El Alzheimer afecta a más de 70.000 personas en Galicia. ¿Cómo funciona el cerebro de una persona con esta dolencia?
Es una enfermedad progresiva, se cree que empieza de joven. El cerebro es una red neuronal, como un internet gigante, y cuando algo falla lo va puenteando. Pero llega un momento en el que ya no es capaz y empiezan esos síntomas clínicos, lo primero es perderse, desorientarse, no reconocer a la gente sobre todo a los últimos que vas conociendo. No hay que asustarse porque a veces se confunde con un estrés crónico. La cuestión es que el Alzheimer progresa y el estrés no. Luego vas teniendo pérdidas de memoria más importantes. La cuestión es detectarlo lo antes posible para poder retrasarlo.
¿Qué se sabe de las causas?
De momento se desconoce. Hace unos años hubo una publicación que repasó todos los ensayos clínicos que se estaban haciendo y se vio que fracasaron todos. Atacaban dos moléculas del cerebro, el amiloide y la tau, todos los fármacos iban contra ellas porque era la teoría predominante. Cuando se vio que no funcionaba dio origen a nuevas teorías que estaban ahí pero estaban tapadas por “las modas” en ciencia.
¿Qué se descubrió en los últimos años?
Se descubrió en el cerebro de enfermos de Alzheimer la bacteria de la periodontitis dental, que no debería estar ahí. Luego se descubrió también que dentro de las placas del cerebro había hongos, que tampoco deberían estar. A lo mejor esas placas son el sistema inmune del cerebro que al no poder eliminar esos tóxicos los envuelve, como quien esconde la basura debajo de una alfombra. Se cree también que el origen del Alzheimer puede estar en el intestino y en China ya aprobaron el año pasado el primer fármaco que se dirige a esto. Otra teoría señala que en el cerebro hay formación de nuevas neuronas (neurogénesis) y en los enfermos de Alzheimer es menor.
¿Qué conclusión extrae?
Puede que el Alzheimer no sea una enfermedad, sino cuatro o cinco diferentes, que tienen la misma clínica pero su origen es diferente. Supondrá que va a necesitar diferentes fármacos con diferentes biomarcadores.
¿Es hereditario?
Eso es algo muy raro, hay muy pocos casos. Con la genética además de ls mutaciones están las variaciones, que hacen que todos seamos diferentes y nos adaptemos mejor a un ambiente que otros. Un ambiente común puede hacer que te predisponga más a una enfermedad, pueden aparecer varios casos en una familia pero no es algo genético. Hay que tener hábitos de vida saludables.
¿Qué podemos hacer?
Hay tres fundamentales. Uno es la alimentación, comer sano y de temporada. Otro es la actividad física, no hace falta ser jugador profesional, es andar, pasear, trabajar en un huerto. Otra muy importante que dejó patente la pandemia es la actividad social, o la cuidamos o vamos mal. Nuestro cerebro es social, necesitamos esa interacción para que se mantenga activo y le ocupa mucho trabajo. Si dejas de hacer una parte de todo eso, el cerebro lo deja de necesitar y lo pierdes, porque el cerebro es plástico, si lo necesitas lo genera, pero si no lo necesitas lo pierdes como se pierde un músculo. Es importante, sobre todo para la gente mayor aunque a veces lo tienen complicado. Hay que generar mecanismos para que convivan, como en el rural de antes.
¿Hay crisis de vocaciones científicas?
Desgraciadamente sí. Ahora mismo en los laboratorios está siendo muy difícil coger estudiantes predoctorales que quieran hacer la tesis. El sistema es muy precario porque no hay carrera científica, los sueldos son muy bajos, todo son contratos temporales. Hasta ahora lo hemos sufrido todos como una normalidad, pero en los últimos años están protestando muchos investigadores. Así no quieren seguir. Ahora hay gente con muy buena nota que sabes que conseguiría un contrato como investigador de la Xunta o el Ministerio y te dice que no, que solo viene si lo contratas de técnico. Estamos en una etapa muy crítica en toda España, se van a jubilar miles de investigadores. Si no lo abordan de verdad vamos a empezar a bajar y luego cuesta muchísimo remontar.
¿No se acaba de ver el valor de la ciencia?
Las regiones que invierten en I+D son las más ricas y no es casualidad. A lo mejor no tienes beneficio en dos años, pero el beneficio llegará. No hace falta ir a los países nórdicos, el País Vasco lo hizo y ahora tienen un nivel de vida más alto, mejores sueldos y menos paro. Las vacunas salvaron la vida a millones de personas en la pandemia. Esto empezó hace 30 años cuando dos investigadoras, unas frikis de aquella, empezaron a trabajar con el ARN mensajero. En aquel momento parecía una locura, nadie creía que valiese para algo. También la investigación oncológica, que empezó hace años con cosas moleculares incomprensibles, salvó miles de vidas con fármacos que se aplican ahora y no hablamos de otras disciplinas como las renovables que nos sacarán de la crisis energética. Y todo eso genera empresas y puestos de trabajo especializados.
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