Albeos, el monasterio románico condenado a desaparecer
Continúa el deterioro de los restos del convento benedictino del siglo XI, levantado en honor a San Paio en su lugar de nacimiento
Albeos conmemoró esta semana el 1.100 aniversario del martirio de San Paio, el santo niño, oriundo de Crecente. En ese mismo lugar agoniza una de las joyas románicas de la Diócesis de Tui-Vigo, el monasterio benedictino del siglo XI, San Salvador de Albeos, inaugurado en su memoria. Fue fundado en los terrenos de la familia por Hermoigio, obispo de Tui, para honrar el sacrificio de su sobrino, muerto por la fe en Córdoba.
En estado ruinoso y de propiedad privada, está a la venta en un portal inmobiliario por 200.000 euros. Volvió al mercado hace unos meses después de años de infructuosas negociaciones entre las instituciones y O Sorriso de Daniel, que actuaba en nombre de los dueños. “Cremos que neste momento a pelota está no tellado das administracións, os propietarios estaban abertos a unha vía de acordo para a consolidación das ruinas asinando unha venda ou unha cesión temporal, pero despois de manter reunións co Concello, a Deputación e a Xunta, non se chegou a nengún acordo”, señala Carme Varela, de O Sorriso.
A los titulares, el monasterio les llegó por una herencia familiar que calificaron de “regalo envenenado”. Residentes fuera de Galicia por cuestiones laborales mantienen su arraigo con la parroquia y reconocen su responsabilidad por la propiedad, pero aseguran no poder hacerse cargo de su mantenimiento: “Es un gasto inasumible”.
Coincidiendo con el año jubilar de San Paio, en 2012, O Sorriso de Daniel, una asociación en defensa del patrimonio comenzó una campaña para la recuperación de este legado que llevaba años oculto entre la maleza. Promovieron varias limpiezas que dejaron a la vista un legado singular. “Técnicamente, es una pieza arquitectónica de gran valor, los capiteles muestran un vínculo con los canteros de la catedral de Tui, pero el tímpano, trabajado por las dos caras, es de una calidad superior que prueba el poderío del monasterio”, indicó hace ya siete años la historiadora Margarita Vázquez, autora de la tesis “Arte románica na antiga diócese de Tui”.
Los arquitectos Arantxa Paz López y José Manuel García Paz, del Estudio DSÑ Arquitectura realizaron el estudio sobre el estado de conservación de las ruinas. “Aunque aparece en el catálogo del Concello, no tiene ni foto, ni ficha, con la limpieza se localizó por primera vez la efigie en la lápida de la abadesa y se confirmó que se mantienen dos estancias laterales y una principal, el aspecto visual es bueno, pero convendría no quitar las hiedras de las zonas altas para evitar que retirar también los sillares”. Detectaron grietas grandes en las jambas que podrían haber sido originadas con el terremoto de Lisboa de 1755, que también dañó seriamente a la catedral de Tui. “En líneas generales y en el contexto de una posible intervención no implicaría ningún riesgo de seguridad”.
La construcción se encuentra semienterrada, hasta la mitad de la altura de la primera planta con la cabecera y el lugar de la inscripción casi ocultos. Los arquitectos recomiendan una campaña arqueológica.
Consideran muy complicado que encuentren un comprador. “Depende del uso que se le quiera dar, pero ya de inicio tiene una problemática urbanística y es que no cuenta con acceso directo a la vía pública, se entra a través de la parcela lindante, sería necesario un acuerdo entre el Concello y Patrimonio que estableciera a qué se podría dedicar. Actualmente, Crecente tiene unas normas subsidiarias muy antiguas que no recogen espacios para uso vecinal o cultural. Esto tendría que cambiar. El monasterio debe tener una ficha que recoja los bienes a destacar, las intervenciones que se pueden hacer y sus usos. Es el marco legal para cualquier actuación”.
En el programa realizado con motivo del 1.100 aniversario del martirio de San Paio, el párroco de Albeos, Luis Manuel González Piñeiro, promovió una ruta de senderismo que recorre parte del antiguo Camino Real con paradas en distintos puntos de interés, entre ellos las ruinas del monasterio de San Salvador. “En la parroquia estamos orgullosos de nuestro legado, aunque esté en manos privadas. Es una sensación agridulce por contar con un bien tan importante tanto a nivel histórico como religioso, pero que está en tan mal estado y sin catalogar como BIC”. El monasterio llegó a manos privadas con la desamortización de Mendizábal que repartió los terrenos que los rodeaban, condenando al inmueble a desaparecer. Piñeiro recuerda que hace cien años, el entonces sacerdote de Albeos elevó una súplica al rey Alfonso para su compra. “Tampoco entonces se hizo caso. Si el Estado se lo sacó a la Iglesia, que apliquen la ley para conservarlo”, alega.
Asegura que mostró su interés a los propietarios, pero que piden demasiado. “En la parroquia somos 200 casas, tendríamos que poner 1.000 euros cada una que con los tiempos que corren no se puede pedir, además tenemos el problema de a nombre de quién lo registramos”. Como párroco afirma que “si perdemos el monasterio, esas cuatro piedras que quedan, perdemos nuestra historia”.
Localización teatral
Desde que O Sorriso de Daniel comenzó su campaña entre los vecinos aumentó la sensibilidad ante el valor de las ruinas que custodian en su parroquia. Una de las herramientas para lograrlo fue la obra teatral “As Desterradas”, de Carme Varela, Premio Álvaro Cunqueiro, que se inspira en la historia de las últimas monjas de Albeos y la resistencia de su abadesa a trasladarse a Compostela y dejar su dominio. El episodio histórico se contextualiza en la represión de los Reyes Católicos a la nobleza gallega y al poder que tenían los conventos en el territorio.
Quico Cadaval dirige su puesta en escena que esta temporada llenó teatros y auditorios de toda Galicia. “En 2012 decatámonos que a historia das monxas estaba perdida, quixemos recuperala e darlle visibilidade ao que queda en Albeos”, apunta Varela. “Agora son os historiadores os que teñen que lle dar o seu sitio”.
Trece años sin solución y cuatro instituciones implicadas
Consultados el Concello, la Diputación y Patrimonio Histórico de la Xunta de Galicia, ninguna de las tres administraciones con competencias aportan una solución. El alcalde Julio César García-Luengo Pérez muestra el interés del gobierno local por el patrimonio, pero advierte que no tienen capacidad económica. “Non só supería o desembolso da compra, tamén hai que contar coa rehabilitación”. El regidor hace un llamamiento a las otras administraciones. La Diputación no se pronunció en esta ocasión. En 2018 señaló a Atlántico que ofrecía ayudas para que los concellos mantuviesen el patrimonio, aunque puntualizó que la competencia era de la Xunta. Por su parte, la administración autonómica señala que ya está en Catálogo de Patrimonio Cultural de Galicia, “con un contorno de protección de 200 metros. Cualquier actuación debe contar con la autorización de Patrimonio”. Al estar en manos privadas es el propietario el que tiene obligación de mantenerlo y no existen subvenciones para su mejora. “Al no está declarado BIC los propietarios no están obligados a abrir al público”.
Finalmente, la Diócesis mantuvo encuentros con los titulares, sin que fructificasen. Reconoce su valor tanto religioso, como histórico, pero en palabras de Jesús Carracedo, ecónomo diocesano, “no está entre nuestras prioridades”. Apunta a la creación de una fundación con la participación de las instituciones como una posible solución.
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