César Ballesteros: “El verano fue positivo para el turismo pese a que hubo cancelaciones por los incendios”

Entrevista

"En hostelería se percibió una bajada clara del gasto medio por cliente"

César Ballesteros: “El verano fue positivo pese a las cancelaciones por los incendios”

César Sánchez Ballesteros es el presidente de la Federación Empresarial de Turismo y Hostelería de la provincia (Feprotur), desde la que valora la campaña del verano para un sector en constante tendencia al alza en Vigo y las Rías Baixas.

Acaba de terminar agosto, que es el mes más fuerte del turismo. ¿Se puede hacer ya un balance del verano?

Sí, aunque es provisional porque aún faltan los datos oficiales de los asociados. La primera impresión es que el verano fue positivo, con una ocupación similar a la del año pasado. La última semana, marcada por incendios y mal tiempo, redujo las expectativas, pero en términos globales los resultados son buenos. El sector ya ha superado la etapa más dura del covid y la mayoría de los establecimientos han terminado de pagar los créditos de entonces, lo que da más estabilidad. A falta de septiembre, que es un mes importante, el balance es favorable.

¿Llegó a haber cancelaciones por los incendios?

Sí. Hubo cancelaciones por cortes de carreteras y trenes, y también por la percepción general de inseguridad al escuchar “hay incendios en Galicia”, aunque no afectara directamente a las zonas costeras. En algunos casos también se alargaron estancias porque los clientes no podían regresar. El mayor daño lo sufrirán las casas rurales en áreas quemadas, que tardarán años en recuperar su atractivo. En los hoteles de Vigo la incidencia fue menor, pero sí hubo repercusión en la última semana.

¿Se notaron variaciones en el gasto de los turistas este verano? ¿Gastaron más o menos?

En hostelería se percibió una bajada clara del gasto medio por cliente. En alojamiento la caída es menor, porque la gente ya reserva en base a su capacidad económica, pero en restauración sí se nota que la gente ajusta más el bolsillo: en lugar de una mariscada, opta por platos más económicos. La inflación y la incertidumbre económica influyen.

¿Y en cuanto a la estancia media?

Ha bajado ligeramente. Un factor es el incremento de peregrinos del Camino de Santiago, que solo pasan una noche. Tenemos que analizarlo, pero en general, ha habido más visitantes y estancias algo más cortas.

¿Cuál es el perfil del turista?

El turismo sigue siendo mayoritariamente nacional, en torno al 70-75%, aunque el extranjero crece y puede superar el 30%. Factores como el ague del Camino por la Costa o ferias internacionales como Conxemar influyen en este aumento. El turismo internacional ayuda a desestacionalizar, algo clave para el sector.

Septiembre sigue siendo buen mes y luego Navidad. ¿Cuándo empieza realmente la temporada baja?

Septiembre suele ser positivo si el tiempo acompaña. La bajada real llega tras Conxemar y se mantiene hasta mediados de noviembre. Con las luces de Navidad en Vigo vuelve a subir la ocupación. La temporada baja más clara va de enero a Semana Santa. Mayo, junio y la primera quincena de julio son meses que todavía no son desgraciadamente potentes, deberíamos combinarlo con congresos y otros atractivos.

Vigo tramita una ordenanza para regular los pisos turísticos. ¿Cómo lo valora?

El problema de fondo para el acceso a la vivienda es la falta de seguridad jurídica en los alquileres de larga duración. Muchos propietarios prefieren alquilar por días porque el riesgo es menor. La normativa ya es compleja, con requisitos de Xunta, Ayuntamiento y Estado. El crecimiento de las viviendas de uso turístico fue exponencial gracias a plataformas como Airbnb, lo que genera un desequilibrio respecto a los hoteles, que tienen más obligaciones. Pero sí es necesario limitar y ordenar este mercado, porque ahora mismo hay un caos regulatorio.

El Concello también anunció una tasa turística. ¿Lo ven necesario o perjudicial?

El sector en general está en contra de aplicarla de manera generalizada. No se puede comparar Galicia con Canarias o Baleares, donde la ocupación es altísima. En la provincia la media anual es del 60 a 65%, y buena parte de la clientela en hoteles no son turistas, sino trabajadores. Una tasa podría penalizar a ese perfil. Solo tendría sentido en situaciones concretas, como las luces de Navidad en Vigo o en el mes de agosto, cuando el gasto extra para el municipio es evidente. Más que aplicar tasas turísticas, lo que habría que revisar es la Ley de Municipio Turístico para que los concellos puedan quedarse con parte de los impuestos que ya genera el sector. Ahora, los ingresos van al Estado a través del IRPF o el impuesto de sociedades, mientras que a los ayuntamientos apenas les queda el IBI y algunas tasas menores, insuficientes para cubrir los servicios que exige el aumento de visitantes.

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