Carmela Silva: "El país no puede estar en manos del fascismo, al que abre la puerta Feijóo"

Carmela Silva (Vigo, 1960) sabe de la misa la entera. Su bagaje político es amplio y ahora busca un nuevo capítulo como candidata al Senado en las elecciones generales. Es dura contra sus adversarios políticos pero cree que hay un límite que otros partidos sí han traspasado. Y le preocupa un futuro con “el fascismo” gobernando.

¿Qué sensaciones tiene a escasos días de las selecciones?

Soy optimista y afirmo que vamos a ganar. Las encuestas también lo están reflejando. El PP va bajando y el PSOE va subiendo. Tanto es así que Feijóo ya dice que él no quiere pactar con Vox, que es el PSOE el que le obliga. Eso significa que es muy consciente de que la gente está enormemente preocupada pensando que este país puede tener un vicepresidente de la ultraderecha. Eso está movilizando mucho a la sociedad.

¿En Pontevedra, el PSOE va a sumar más votos que el PP?

Creo que va a haber un empate técnico. Que casi lo tuvimos en las Municipales, con sólo 2,7 puntos por debajo. Ganamos las anteriores Generales y siempre hemos estado muy bien situados en esta provincia, que es la más progresista.

¿Considera que ha sido un acierto el adelanto electoral para intentar frenar la tendencia que apuntaban las Municipales y Autonómicas?

Fue un adelanto electoral basado en la ética. Pedro Sánchez quiso que la responsabilidad de esos resultados recayera en el propio presidente. Más que táctica y estrategia, fue ética.

Conoce bien el Senado, al que opta a volver. ¿Cree que esa Cámara necesita una reforma o una mayor visibilización?

Una cámara territorial en un estado tan descentralizado es fundamental. Debe tener más competencias claras en todo lo que afecte tanto al mundo local como a las comunidades autónomas. Ceberíamos ir hacia una reforma. Lo que pasa es que traería consigo una reforma de la Constitución. Y en este momento, tal y como está la política y el parlamento en nuestro país, lo veo muy complicado. Pero sí debería tener más competencias en legislar todo aquello que incida a nivel territorial.

Da la sensación de que se hace mucho trabajo que queda en nada.

No es cierto. Es verdad que, sobre todo a nivel mediático, todo el foco está en el Congreso de los Diputados. Pero hay muchas normas que se tramitan primero en el Senado y tiene mucho peso para votar, por ejemplo, los presupuestos. Tiene un papel muy importante. Y además, al tener menos foco, el debate es más tranquilo, es más fácil llegar a acuerdos y se profundiza más cuando hay enmiendas.

Importante ese diálogo al que apunta en un momento político tan polarizado. ¿O siempre nos parece que es la campaña más poralizada?

Llevamos un tiempo en que la confrontación, el entender que el adversario político es un enemigo, se ha instalado. Lo han instalado Vox y el Partido Popular con un debate de la descalificación, de la mentira, de generar odio... Estamos en el culmen de esa poralización.

¿Deben tener miedo las mujeres a un gobierno del PP y Vox?

Mucho miedo. Tenemos que estar muy alerta porque no es un futurible. PP y Vox ya están gobernando y han tomado decisiones como que no haya áreas de igualdad. Y cosas más graves, como que haya un asesinato y los dirigentes de Vox no vayan al minuto de silencio. Que nieguen la violencia machista. Que el PP asuma que en lugar de violencia de género, que se nos asesina por ser mujeres, hablen de violencia intrafamiliar. Y también estoy muy preocupada por los ataques al mundo de la cultura, por la censura. Hoy mismo Feijóo se ha atrevido a decir que sus líneas maestras serían la igualdad, el cambio climático, bajar los impuestos... ¿Cómo se puede mentir tanto?

¿La mentira sigue gravando al político?

Sería obligatorio. Y no nos podemos enfadar con los medios cuando nos preguntan, cometemos un error y nos dicen que eso no es así. Nos podemos equivocar pero no podemos mentir, ser soberbios. Eso lo estamos viviendo. Creo que la mentira penaliza y desde que una periodista valiente le dijo a Feijóo que no estaba diciendo la verdad y se demostró, Feijóo ha caído.

Abel Caballero está siendo una baza electoral durante la campaña. Usted tiene una trayectoria personal más que valorable. ¿Siente que alguna vez le puede hacer sombra?

No. Abel es un gran líder político y es queridísimo no sólo en Vigo, sino en el resto de la provincia y en el resto de España. Es un enorme valor. Para mí es el modelo de político que necesita la gente. Le doy las gracias por implicarse tanto en la campaña. Lo hace porque sabe que nos lo jugamos todo. El país no puede estar en manos del fascismo, al que la ha abierto la puerta Feijóo.

¿Si sale elegida senadora, seguirá de teniente de alcalde?

Yo quiero trabajar por Vigo. Voy a seguir de teniente de alcalde trabajando por esta ciudad, que es una maravilla.