Borja Domínguez: “El futbolista se siente más objeto que persona de forma habitual”
“En el Coruxo estoy recuperando la ilusión y volviendo a disfrutar del fútbol y de la pelota”, confiesa el nuevo jugador del Coruxo
El Coruxo es el undécimo club de Borja Domínguez (Vigo, 1992), que tras un abrupto final de su etapa en Pontevedra, judicializada por despido improcedente, busca recuperar la pasión por el juego en O Vao, donde ya debutó el sábado ante el Salamanca UDS. Siempre sin olvidar que, “en este negocio”, como se refiere una y otra vez al fútbol, el deportista no es mucho más que una moneda de cambio. Desgraciadamente.
¿Cómo se siente tras el debut?
Bien, bien. La verdad es que estoy recuperando la ilusión, volviendo a disfrutar un poco del fútbol, de entrenar, de estar con los compañeros, de gozar con la pelota. Al final, es lo que llevamos haciendo toda la vida, pero siempre es un gusto volver a disfrutar de la pelota y volver a competir.
¿Le ha recibido bien el vestuario?
Sí, muy bien. Lógicamente, mucha gente del equipo es de la zona y al yo ser de Vigo, es mucho más fácil porque siempre te conoces, hay alguna relación por algo y la verdad que muy a gusto.
Todo tras salir de un Pontevedra que había confirmado a través de Charles la renovación de su contrato. ¿Qué ocurrió?
Es un tema un poco delicado. No me gusta profundizar mucho porque no me siento muy cómodo, la verdad. Pero bueno, en definitiva, el Pontevedra quería prescindir de mis servicios pero había un contrato de por medio. No se llegó a un acuerdo y el tema está en vía judicial. Vamos a esperar a ver qué pasa.
Imagino que es difícil de asimilar.
La verdad es que cuando llevas muchos años en el fútbol y ya no es la primera vez que te pasa… Al final, cuando juegas en tantos equipos, pues las situaciones buenas y malas se suceden. Ahora me tocó esta cara de la moneda y, lógicamente, no es agradable. Intento llevarlo de la manera más natural posible porque entiendes que también forma parte de este negocio. Ahora intento mirar hacia adelante. Tampoco es algo que me pese. Quizás en otras épocas de mi vida lo vería de otra manera. Pero cuando tienes cierta edad, las cosas no te sorprenden tanto.
¿Esta situación motivó su incorporación tardía al Coruxo? Porque me consta que ya hubo interés a principios de verano.
No exactamente. Yo tenía la libertad para poder fichar en cualquier momento. Estas cosas son un poco de Derecho, pero cuando el club prescinde de tus servicios de manera unilateral, tú tienes la libertad de poder elegir un destino. Pero bueno, yo también necesitaba tomarme mi tiempo, mi espacio. Llevo muchos años en esto, situaciones complicadas. Me hacía falta un momento para mí, para estar tranquilo, para recuperarme, para vivir cosas que hacía tiempo que no vivía, para estar con mi familia, con mis amigos, disfrutando de ellos. Creo que me vino muy bien para resetear un poco. Ahora estamos en otro proyecto, ilusionados y con la cabeza más tranquila.
¿Cómo se gestó el fichaje?
Muy rápido, la verdad. Muchas de las ofertas que tenía eran del extranjero y en este momento, por temas familiares, no lo veía claro. Al final, es tener la oportunidad de seguir en Vigo y en un equipo al que tienes aprecio porque es cercano a ti. Y con David (de Dios), que es uno de los entrenadores que más me ha dirigido porque estuvimos juntos muchos años en A Madroa.
Ya ha debutado. ¿Qué siente que le puede aportar al equipo?
Cuando llevas encima muchas vueltas, las situaciones se van repitiendo y las temporadas también. Así que, sobre todo, puedo ofrecer esa experiencia. A nivel futbolístico, creo que tengo cosas que aportar y espero ayudar en todo lo que pueda. Tenemos un grupo joven, mezclado con gente con más recorrido. Los chicos te dan esa osadía que vas perdiendo con los años, así que esa mezcla es positiva.
¿Qué objetivo tiene el equipo?
Son cosas difíciles de anticipar en septiembre. Vamos a tirar del tópico del partido a partido, pero es que realmente yo pienso así. Y más hoy en día. Mirar mucho más lejos es complicado, porque todo varía de un momento a otro. Lo que tenemos que hacer es dedicarnos a mejorar el equipo, crecer, progresar cada partido e intentar sumar puntos lo más rápido posible. Y el 5 de mayo ya veremos dónde estamos.
En el Celta B coincidió con Añón y con Youssef. ¿Qué tal el reencuentro?
Muy bien. Pero la verdad es que como llevo viviendo aquí desde que vine al Pontevedra hace dos años, entre una cosa y otra siempre te encuentas, charlas de fútbol y ya los había visto el año pasado. Teníamos muy buena relación en el filial y siempre que conoces a alguien en un vestuario es un poquito más fácil entrar.
Tenían un equipazo en aquel filial, pero ahora parece haber más oportunidades para el canterano. ¿Lo habría tenido más fácil ahora?
Es mucho decir. No lo sé. Lo que sí es cierto es que el fútbol es un negocio y funciona por necesidades. En este momento, por las circunstancias que tiene el Celta en su mercado y con la llegada de Claudio, creo que sí que hay más posibilidades de tirar de la base. Pero creo que en el Celta, la cantera siempre ha estado y cuando se ha necesitado, siempre ha funcionado. Gracias a eso, está hoy donde está. Y las diferencias son mínimas. Es decir, casi todos los jugadores que están en un Celta B con cierto nivel, con confianza y oportunidades, pueden competir. Que yo lo podría haber hecho, pues puede ser, no te digo que no.
Otro factor clave en su carrera fueron las dos roturas de cruzado cuando estaba a buen nivel en Segunda.
La primera fue en el Alcocón. Era un momento de plena progresión y cortó de raíz ese crecimiento. No soy una persona de dramatizar mucho. Las cosas surgieron así y yo intenté aceptarlo. Es verdad que la segunda vez, en Lugo, fue un palo. Después de recuperarte, de reengancharte a la Segunda División, volver otra vez a pasar por esto es más duro porque ya sabes lo que conlleva. Fue un mazazo. Pero también aprendes mucho, valoras el fútbol y muchas más cosas. Te da otro punto de vista. A pesar de que como futbolista me ha perjudicado porque han sido dos piedras muy grandes en el camino, a nivel personal me ha ayudado mucho.
Ha hablado de “negocio”. ¿Cuántas veces se ha sentido más un objeto que una persona?
De manera habitual, la verdad. Cualquier jugador que diga lo contrario, creo que miente. Y más hoy en día. Lo económico está muy por encima de lo personal. Al final, somos números. En momentos positivos, eres el mejor y tienes los focos sobre ti. Cuando no es así, o lo entiendes o te lo hacen entender. Es triste, pero es la realidad del fútbol y de la vida. Las empresas necesitan ingresos y amortizar. Si en ese momento no eres lo suficientemente interesante, pasas a un segundo plano.
¿Cómo mantiene, entonces, la motivación por seguir jugando?
Hasta cierta edad te mueves por pasión, pero luego es un trabajo. Es algo que me gusta, un deporte en el que llevo toda la vida. Pero también es un trabajo. Y así lo enfocas. Tengo que ir a currar y hacerlo lo mejor posible. Y la pasión, hay días que la tienes y hay días que no.
Quizás en Coruxo aumenten los días de sí.
Igual no me expresé bien. Claro que hay pasión, pero en el día a día haces lo que tienes que hacer. En este momento, cuando vuelves después de un tiempo parado, todas los emociones afloran y estás mucho más metido. Pero, sinceramente, esto es encontrarse mejor cada día, ir poco a poco y hasta dónde llegue. Ya lo veremos.
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