Portugal aprueba por tercera vez despenalizar la eutanasia

El presidente Rebelo de Sousa, que ya frenó la ley en dos ocasiones, sigue teniendo la última palabra

Agencias

Publicado: 10 dic 2022 - 00:25 Actualizado: 10 dic 2022 - 12:00

Un médico atiende a un paciente durante una revisión clínica.
Un médico atiende a un paciente durante una revisión clínica.

Portugal aprobó ayer, por tercera vez, la despenalización de la eutanasia, aunque la última palabra corresponde todavía al presidente luso, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que frenó la ley en dos ocasiones anteriores. En su tercera votación en el Parlamento, la propuesta fue aprobada con el apoyo del Partido Socialista -que gobierna con mayoría absoluta-, Iniciativa Liberal (conservador) y Bloque de Izquierda, Livre (izquierda) y el PAN (Animalista). En contra, el Partido Comunista Portugués, el Partido Social Demócrata (PSD) y el ultraderechista Chega.

Tanto el PSD, líder de la oposición que fracasó en su intento de convocar un referéndum sobre el tema, como los socialistas terminaron por dar libertad de voto a sus diputados. En ambos casos, seis votaron en contra de la opinión del partido. La despenalización de la eutanasia no tuvo un camino fácil en Portugal, donde suma cinco años de debate parlamentario y dos leyes ya aprobadas pero vetadas por el Constitucional o por el presidente.

El texto define la muerte médicamente asistida como la que “ocurre por decisión propia” de una persona, “en el ejercicio de su derecho fundamental de autodeterminación” y cuando es “practicada o ayudada por un profesional de la salud”. Se aplicará exclusivamente en casos de mayores de edad, con enfermedades “graves e incurables” o lesiones “definitivas de extrema gravedad”. Además, marca un plazo mínimo de dos meses entre el inicio del proceso y la muerte médicamente asistida y establece el acompañamiento psicológico obligatorio para el enfermo.

No fue hasta 2015 cuando los políticos se hicieron eco de las propuestas de la sociedad civil en favor de la eutanasia en Portugal. El detonante fue un manifiesto del movimiento “Derecho a Morir con Dignidad” suscrito por más de un centenar de intelectuales y personalidades. El Bloco de Esqueda tomó el testigo y preparó un documento que sirvió de base para un primer debate parlamentario, en 2017, aunque no llegó a votación.

En la pasada legislatura, la ley se aprobó dos veces, pero fue frenada por las reservas del presidente portugués. En el primer caso, Rebelo envió la norma al Constitucional, que la rechazó por apreciar conceptos “imprecisos” y abrió la puerta a una nueva tramitación parlamentaria. Con correcciones, la Cámara volvió a aprobarla en noviembre de 2021 pero el presidente -católico practicante- utilizó su veto político por “contradicciones” sobre las situaciones de aplicación.

Esta vez, se reduce el margen de actuación presidencial para frenar la normativa. El propio Rebelo afirmó el jueves que dará “una respuesta rápida” el texto y admitió que esta última versión “toma en consideración” las reservas que había expresado en el pasado. “Ahora es una cuestión de ver, efectivamente, cuál es el camino más adecuado”, apuntó.

Un congreso ciudadano debate la “muerte asistida” en Francia

El Gobierno de Francia inauguró ayer un congreso ciudadano, compuesto por unos 180 miembros elegidos por sorteo, para debatir sobre la eutanasia y el suicidio asistido, actualmente prohibidos, y proponer posibles cambios en la legislación nacional a fin de adaptarla al contexto actual. “Hay pocos temas tan sensibles y graves que el que se les ha confiado. Debatir el fin de la vida es hablar de una cuestión a la vez humana, social, médica, ética e íntima”, resaltó la primera ministra, Élisabeth Borne, al poner en marcha la denominada “Convención ciudadana sobre el fin de la vida”.

La jefa del Gobierno reconoció que en los últimos años la sociedad “ha evolucionado” y que los ejemplos de otros países alimentan “la reflexión”. También el aumento de la esperanza de vida, la dependencia y la multiplicación de las enfermedades crónicas, dijo, abren nuevos interrogantes. Borne invitó, por tanto, a hacerse cargo del sufrimiento porque no se puede “ignorar la angustia de los que piden una ayuda activa para para el fin de la vida, y pidió un debate “respetuoso” y “transparente”.

La función de este congreso ciudadano no será legislar, precisó, sino “tomarse el tiempo” para examinar el tema en profundidad, desde todos los posibles puntos de vista y hacer proposiciones tras una deliberación colectiva. Aunque no sean representantes elegidos del Parlamento, la primera ministra aseguró que los miembros de la convención son un “reflejo” de la sociedad francesa.

“De cara a su trabajo solo tengo una recomendación: sean libres”, expresó la primera ministra, en el acto de apertura. Durante los cuatro meses que durará el debate, este organismo ciudadano tendrá contacto con investigadores, pacientes, activistas y especialistas sanitarios, entre otros, con puntos de vista diferentes.

La ley que está en vigor actualmente en Francia tiene fecha de 2016 y regula el tratamiento de los enfermos incurables prohibiendo tanto la eutanasia como el suicidio asistido.

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