Obituario | Fallece a los 51 años el abogado Antonio Somoza Blanco

Sociedad

Publicado: 24 feb 2021 - 17:18 Actualizado: 25 feb 2021 - 21:28

Antonio Somoza Blanco
Antonio Somoza Blanco

El mar y el Derecho marcaban su camino. El mar, como antes para su padre, era más que afición y entretenimiento una pasión compartida e interés profesional como experto en derecho marítimo. El mar y sus estancias en la pontevedresa villa de Baiona, donde nacía desde muy pequeño su gran devoción al lado de su familia y donde siempre que podía aprovechaba para navegar; acompañaron la vida del joven abogado ourensano al que un sorprendente infarto en el centro de la ciudad alejaba el lunes de los suyos en las puertas de entrada a los 52 años.

De la segunda de sus devociones, aquella que convirtió durante más de 15 años en trabajo y vida profesional, dan cuenta los éxitos que en el ejercicio del Derecho lograba al frente de los despachos Esede y Santana Somoza, donde trabajaba al lado de su hermano Joaquín y su compañero en Vigo Rubén. Experto en derecho laboral y extranjería, su desempeño profesional le llevaba a convertirse en un referente en las dos principales ciudades del eje Galicia Sur, siendo Somoza Blanco al lado de su compañero Miguel Diéguez abogados que lograban la anulación del plan urbanístico de Vigo en el año 2015, y el que posteriormente se ponía al frente de la oficina destinada a atender a los afectados por el incompleto por decisión judicial plan xeral de ordenación.

"David ha vencido a Goliat por goleada", decía Somoza al anunciar en diciembre de 2015 la sentencia del Tribunal Supremo que anulaba el plan por la falta de una evaluación ambiental estratégica. Entonces, la plataforma Alternativa Veciñal a la que el abogado ourensano representaba cuestionó el plan general vigués, y sus 50 miembros llegaron a vender rifas a cinco euros para financiar la histórica demanda.

Era además Somoza uno de los primeros vigueses en padecer el covid-19, enfermedad que acompaña ya nuestra vida desde hace de más de un año. En su caso, tuvo síntomas el 14 de marzo -víspera de la entrada en el primer estado de alarma-, le dijeron entonces que no podía acudir al centro de salud y que tampoco entraba en los criterios para hacerse la prueba porque desconocía si había estado en contacto con algún positivo. Seguía encontrándose mal y días después lograba no sin dificultad que le hiciesen la dichosa prueba. Dolor muscular, de cabeza, fiebre, tos, diarrea y pérdida de olfato eran los síntomas. "Comía lentejas y me sabían a vinagre", aseguraba entonces en una entrevista en Atlántico, convencido de que su mujer y sus hijos habían pasado también la enfermedad sin acceso, como muchos entonces, a las pruebas de confirmación durante los primeros meses de la trágica pandemia.

Casado y con dos hijos, su fallecimiento sorprendía esta semana a las dos ciudades en las que desempeñó su trabajo como experto y asesor en derecho laboral, bancario, urbanístico y extranjería, destacando compañeros y amigos talento, agilidad profesional y espíritu de trabajo hasta el último día.

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