‘Milenial’, ‘farlopa’ o ‘turismofobia’, nuevas palabras en el Diccionario de la RAE

La versión electrónica 23.8.1 del DLE suma 330 novedades y adelanta el camino hacia la edición 24, prevista para noviembre de 2026

Algunas de las nuevas palabras incorporadas en el Diccionario de la RAE.
Algunas de las nuevas palabras incorporadas en el Diccionario de la RAE. | Atlántico

El Diccionario de la lengua española (DLE) ha estrenado una nueva actualización con la incorporación de términos tan habituales en el lenguaje actual como milenial, farlopa, bocachancla, turismofobia, bioterrorismo, eurofobia, crudivorismo, loguearse, fotonoticia, infecciosidad o streaming. Todas ellas forman parte de la versión electrónica 23.8.1, presentada este lunes por la Real Academia Española (RAE).

El presidente de la RAE, Santiago Muñoz Machado, explicó que esta actualización tiene “menos pretensiones” que las anteriores y funciona como un avance del trabajo académico de cara a la edición 24 del Diccionario, que será “mucho más renovada y amplia” y cuya publicación está prevista, si se cumplen los plazos, para noviembre de 2026. “La mayor parte de los cambios son alteraciones, rectificaciones o mejoras”, subrayó.

Por su parte, la responsable del Instituto de Lexicografía, Elena Zamora, detalló que la actualización recoge 330 novedades, entre nuevos términos y expresiones, nuevas acepciones de palabras ya existentes, enmiendas a artículos previos y algunas supresiones. Según precisó, no se trata de una actualización completa, sino de “una muestra del trabajo académico previo a la publicación de la nueva edición”.

De la ciencia a la vida cotidiana

Muchas de las nuevas incorporaciones proceden de ámbitos como la ciencia, la sanidad, el medioambiente o la tecnología. Es el caso de palabras como alelopatía, proceso por el cual un ser vivo segrega sustancias que influyen positiva o negativamente en otro; o antibiosis, una relación biológica en la que uno de los organismos perjudica al otro mediante sustancias químicas.

También entran en el Diccionario términos como autopregunta (pregunta que uno se formula a sí mismo), autovacuna, biobanco, desratizador o eco como forma abreviada y coloquial de ecografía.

Resignificar, microteatro o marcianada

La actualización incluye además vocabulario ligado al uso social y cultural del idioma. Se incorporan palabras como microteatro, para referirse a obras de corta duración; resignificar, en el sentido de dar un nuevo significado a algo; sentimentalizar; pagadiós, aplicado a quien se marcha sin pagar lo consumido; o marcianada, utilizada de forma coloquial para describir algo extravagante o disparatado.

En cuanto a nuevas definiciones, el DLE amplía el significado de voces ya conocidas. Comecocos alude ahora también al popular videojuego; biblia se define como el documento que recoge la línea argumental y los personajes de una serie; chirriar pasa a incluir la sensación de discordancia o incoherencia; y brutal se admite como sinónimo coloquial de magnífico o extraordinario. También se recoge chapar como cerrar un establecimiento.

El directo y otros usos actuales

Una de las novedades más destacadas es la incorporación de la acepción de directo para emisiones de radio, televisión o internet que se realizan al mismo tiempo que se transmiten. También se actualizan palabras como buitre, en sentido coloquial para describir a una persona sin escrúpulos, o cineasta, referida al director de cine.

En el caso de mena, acrónimo de menor extranjero no acompañado, el Diccionario mantiene su definición y añade que su uso puede ser “a veces despectivo”.

Extranjerismos consolidados

La actualización también recoge varios extranjerismos relacionados con internet y las nuevas tecnologías, como streaming o login, junto a otros términos ya muy asentados en el uso cotidiano como gif, hashtag, outlet, outsider, mailing, looping, smartphone o crowdfunding. Desde la RAE explican que son ejemplos de palabras de origen extranjero que han penetrado profundamente en la lengua.

Muñoz Machado insistió en que estas incorporaciones no responden a un capricho académico, sino a un proceso largo y riguroso de análisis, basado en el uso real del idioma tanto en España como en América, con el objetivo de que el Diccionario siga reflejando la evolución viva del español.

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