El efecto de la dieta en el cáncer: puede alimentarlo o atacarlo
Es la causante de al menos un 30% de los casos y el riesgo desciende si se consumen vegetales
La dieta puede jugar a favor o en contra del desarrollo del cáncer. Los estudios demuestran la correlación existente entre la incidencia de esta enfermedad y los hábitos alimentarios. Estudios epidemiológicos han confirmado una fuerte relación causal entre algunos tipos de cáncer y determinados hábitos de vida, como el tabaquismo, la exposición a contaminantes y también con el consumo de alimentos. La dieta sería responsable de más de una tercera parte de los casos. Al mismo tiempo, algunos nutrientes son protectores frente al cáncer. El papel patogénico de la dieta es especialmente relevante en los tumores de tracto gastrointestinal, mama, próstata y endometrio, aunque su efecto se ve modulado por factores ambientales, genéticos y de estilo de vida.
El riesgo de presentar cáncer se incrementa con la edad. En las sociedades desarrolladas, el cáncer es la segunda causa de muerte después de las enfermedades cardiovasculares y representa aproximadamente el 25% de las defunciones.
En la dieta podemos encontrar diversas sustancias con impacto en el riesgo de cáncer:
- Micotoxinas: compuestos producidos por mohos durante el almacenamiento de maíz, algodón y cacahuetes. Destacan las aflatoxinas, los carcinógenos hepáticos más potentes conocidos.
- Compuestos N-nitrosos: las nitrosaminas se forman por reacción entre aminas y nitrito sódico presente en alimentos curados. También se generan en el tubo digestivo a partir de nitratos como los de las espinacas.
- Hidrocarburos aromáticos policíclicos: aparecen en alimentos cultivados en zonas contaminadas o preparados a la brasa/ahumados. La pirolisis a 500 ºC de hidratos y grasas genera estas sustancias.
- Aminas aromáticas heterocíclicas: se producen al cocinar carnes y pescados mediante la reacción entre proteínas y azúcares.
- Carcinógenos naturales: nitratos de espinacas, hidralazinas de setas o alcaloides de patata, aunque sin riesgo relevante si el consumo es moderado.
Alimentos de origen animal
Algunas investigaciones asocian el consumo elevado de carne con mayor riesgo de cáncer gástrico. Es importante evitar carnes preparadas con nitritos. Estos productos deberían consumirse de forma ocasional y, de ser posible, acompañados de vitamina C para contrarrestar las nitrosaminas.
Alimentos de origen vegetal
Existe evidencia de que las frutas y hortalizas disminuyen el riesgo de cáncer de cavidad oral, esófago, estómago y colon. Asimismo, los cereales integrales actúan como protectores frente al cáncer colorrectal. Estudios han encontrado un bajo consumo de col, brócoli y vegetales crucíferos en pacientes con cáncer, y se señala que su ingesta regular se asocia con menor riesgo de tumores gastrointestinales y del tracto respiratorio.
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