José Teo Andrés
Vigo va, pero...
El sueño de los 300.000 habitantes tendrá que esperar todavía algún tiempo más. Se esperaba un avance significativo a tenor de las cifras que va adelantando el Concello, que hace sus propias cuentas, pero no ha sido así: llegó el INE con la tijera y mandó parar tras eliminar del padrón a unos cuantos miles, entre bajas, personas cuya inscripción no estaba justificada y decesos. El impulso de la inmigración no ha dado para compensar el descenso en picado de la natalidad, el problema más grave con la vivienda. Es lo que hay. Vigo continuará siendo un año más la mayor ciudad gallega, con una diferencia significativa sobre Coruña, pero algo más recortada debido al fuerte impulso de la capital del norte: crece en población gracias a un programa de suelo residencial y a que se ha convertido en un imán mayor que Vigo. Esta es la realidad, que no es un punto fijo sino cambiante. También Vigo continuará siendo la ciudad 14 de España, al no poder adelantar a Valladolid, que ha retomado su pulso y vuelto a superar los 300.000. Curiosamente, ha coincidido con el relevo en la alcaldía y la marcha de Óscar Puente al Ministerio de Transportes. Será casualidad. O no. No solo la ciudad de Vigo parece estancada; también su área metropolitana. Como avisaba el IGE, es posible que a corto plazo la comarca coruñesa tenga más población que la viguesa, lo que tiene consecuencias a la hora de demandar servicios e infraestructuras y también por cuanto supone un aviso de que algo no va bien. Solo Porriño se salva gracias a su poder industrial y la política de construcción de vivienda barata que le dio grandes resultados tras un tiempo de parón. La llegada del nuevo alcalde ha coincidido con un avance demográfico. A lo mejor también es casualidad.
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