Triple del Puerto de Vigo

En menos de una semana, un triple portuario que apuntala su estrategia exitosa. El primero, el viernes, con la autorización de Aduanas a que la terminal de Bouzas pueda importar pescado, una petición histórica que parecía imposible por cuanto exige un puesto fronterizo y habilitar nuevos inspectores sanitarios. La solución ha sido dar vía libre al traslado de la mercancía precintada al PCF de Guixar, como ya hace el puerto de Barcelona. El segundo, este miércoles, con la exitosa prueba realizada por Grupo Davila de lo que será la autopista ferroportuaria, con la carga de remolques de camiones directamente en el tren, lo que permitirá mejorar y agilizar la logística y eliminar de la carretera miles de vehículos pesados. Vigo es el primer puerto del Atlántico ya en marcha. Y el tercero, el anuncio de la transformación de una ruina, Frigoríficos Berbés, en lo que Carlos Botana calificó de “catedral de la pesca”, un edificio emblemático acristalado en Beiramar que servirá como sede ampliada de la Agencia Europea de la Pesca y de la delegación de la FAO, que así se asentará en Vigo. Dará un toque de calidad a la avenida costera y servirá para reafirmar la posición viguesa como real capital europea de la pesca, por su lonja, por su flota y empresas y también por contar con instituciones, que al final suele ser lo que más cuenta.

El Puerto acierta y eso es bueno para Vigo, que se asienta sobre dos pilares siempre en riesgo de colapsar. Uno el sector marítimo, que acaba de pasar por la ceremonia anual de reparto de cuotas pesqueras, frente a Bruselas y su ejército ecologista, poco partidario de los hombres del mar. Sin pesca no hay pescadores, ni construcción naval ni funciona la cadena mar-industria. Otro, el automovilístico, con la compañía Stellantis preocupada por el futuro de sus factorías, en concreto de las que montan furgonetas, como es el caso de Vigo. El grupo multinacional ha avisado de la situación extrema en que se encuentra el sector.