Arancha Mañas
Por qué la sostenibilidad ya marca el rumbo empresarial
La transformación medioambiental ya no es un concepto abstracto: se ha convertido en una condición imprescindible para que cualquier empresa siga siendo competitiva. Llevo más de dos décadas acompañando a pymes e industrias gallegas —y viviendo desde dentro la evolución del propio sector ambiental— y puedo afirmarlo sin matices: la sostenibilidad dejó de ser un extra para convertirse en un criterio cotidiano y, sobre todo, en una forma distinta de entender cómo se trabaja.
Uno de los cambios más claros está en el tipo de empleo que demanda esta transición. Ya no hablamos solo de perfiles ligados a la ingeniería o a las energías renovables. La sostenibilidad empieza a aparecer en logística, en compras, en administración, en mantenimiento e incluso en la planificación financiera. No es una impresión ni una tendencia superficial: la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2023) reconoce que las competencias verdes influyen ya en la empleabilidad de casi todos los sectores económicos.
En Galicia, este giro encaja de manera natural con el avance de la economía circular. La Oficina Económica da Xunta (Informe 2023) destaca que este modelo puede aportar ventajas competitivas a las pymes y convertirse en un motor de innovación en el territorio. Esa evolución se nota con especial fuerza en el sur de la comunidad, donde coinciden industrias con un potencial circular evidente: Stellantis Vigo avanza en eficiencia y reducción de residuos; Selmark (Vigo) incorpora criterios de ecodiseño y optimización de materiales; Nueva Pescanova (Chapela-Redondela) impulsa proyectos de valorización de subproductos y eficiencia hídrica; y Revertia (O Porriño) consolida la reutilización de aparatos eléctricos y electrónicos, alargando la vida útil de una parte significativa de los equipos que gestiona.
Los datos acompañan esta realidad. La Asociación Empresarial Eólica (AEE, 2023) sitúa a Galicia entre las tres primeras comunidades autónomas en potencia eólica instalada, una posición que confirma la madurez de nuestro modelo energético. Por su parte, los indicadores de economía circular del MITECO (2023) muestran que Galicia genera menos toneladas de residuos por millón de euros de PIB que la media estatal, un reflejo de un uso más eficiente de materiales y recursos. A esta fotografía se suma un elemento clave: el desacoplamiento. Galicia presenta un desacoplamiento moderado, por encima del promedio nacional, lo que indica que la economía es capaz de crecer sin aumentar los residuos al mismo ritmo.
Ahora bien, junto a estos avances aparecen retos que las empresas medioambientales del sur de Galicia conocen bien. La adaptación normativa es uno de los más evidentes: la aplicación de la Ley 7/2022, la llegada de nuevos sistemas de responsabilidad ampliada del productor o los cambios en los requisitos de trazabilidad exigen una actualización técnica constante. La disponibilidad de suelo industrial es otra preocupación creciente. Cada vez más compañías buscan ubicarse en parques empresariales como Veigadaña (Mos) o el Parque Tecnológico y Logístico de Vigo, espacios donde la demanda supera con frecuencia la oferta. A esto se suma la presión por digitalizar procesos, mejorar la medición de indicadores ambientales y responder a clientes y administraciones que piden más rigor, más datos y más transparencia.
Todo este recorrido conduce a una idea sencilla, pero estratégica: la sostenibilidad ya forma parte del ADN empresarial de Galicia. Tenemos industria, conocimiento técnico y un tejido empresarial acostumbrado a adaptarse. El reto ahora es mantener ese rumbo con criterio, con datos y con una visión realista de futuro.
La transformación medioambiental no es una moda ni una etiqueta: es el presente y, probablemente, la mayor oportunidad que tenemos para reforzar la competitividad de nuestra economía.
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