Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
El pacto suscrito por PP y PSOE para la renovación del CGPJ ha supuesto también y en muchos aspectos, el reconocimiento tácito por parte de ambas fracciones en conflicto de que no se habían hecho las cosas bien hasta la fecha. Por ejemplo, y en su desmedido entusiasmo por alabar un acuerdo impuesto al trágala por las autoridades europeas que acabaron amenazando a los gobernantes españoles de que o se ponían de acuerdo o peligraban fondos y otras ventajas de pertenecer al club al que pertenecemos, el ministro Bolaños acabó reconociendo y así parece destacarse en el articulado, que el nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General inmediatamente después de abandonar el ministerio no solo fue un error como clamaba en su día el diario “El País”, sino una irregularidad manifiesta como clamaba una buena parte de la ciudadanía, que no puede volver a repetirse y a la que se ha puesto freno modificando el reglamento de incorporaciones a sus respectivas carreras de aquellos magistrados que han ostentado puestos de responsabilidad en el organigrama político. No hay mal que por bien no venga, y aunque el protocolo suscrito tenga probablemente más paja que sustancia -los dos grandes partidos copan todos los puestos con los suyos y no se advierte verdadera independencia en el proceso de elección- es verdad que se ha dado un paso importante para reconducir la administración de Justicia a los cauces de los que no se debería haber apartado nunca. Es un acuerdo que pudiera anunciar otros acuerdos, precisamente alcanzado el mismo día que el presidente de la Xunta y el alcalde de Vigo se encuentran tras un montón de años sin verse siquiera las caras. Igual no tiene nada que ver, pero igual sí.
Lo que sin embargo es absolutamente imprescindible es que esta situación que a Bolaños le pareció lo más grande jamás contado desde que el mundo es mundo, no puede quedar ahí y necesario es recobrar la condición de ejemplar que debe acompañar a la Justicia. Por tanto, hay que continuar y si ya hay acuerdo en que lo de Dolores Delgado era un escándalo, escándalo es lo del fiscal García Ortiz que viene colgado del primer supuesto. Y que hay que solventar porque un fiscal que antepone a la verdad el “relato” no puede seguir en su puesto.
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