Antes que la salud, el dinero

Publicado: 09 dic 2025 - 01:40

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Opinión. | Atlántico

Cuando se mezclan lo público y lo privado, pierde lo público y gana lo privado, pero si donde se mezclan es en la Sanidad, la pérdida de lo público crea inevitablemente un escenario en el que la salud de la personas, su vida al cabo, importa poco o no importa nada. El paradigma de ese siniestro traslado desde la esfera del bienestar social a la del negocio puro y duro lo ha representado en los últimos días el Hospital Universitario de Torrejón, centro público de la Comunidad de Madrid "gestionado" por una empresa que no ha ahorrado zarpazos contra la salud de los pacientes con el propósito de engordar su cuenta de resultados.

Desde reutilizar material sanitario de un sólo uso hasta alargar las listas de espera con el consiguiente daño a los necesitados de cirugía, pasando por amañar los triajes en Urgencias o racanear en las pruebas diagnósticas, la lista de ilícitos contra la debida atención sanitaria ha sido interminable en ese hospital que ostenta el título de Universitario, como si los estudiantes de Medicina en prácticas tuvieran que instruirse en triquiñuelas dinerarias en vez de en la recta práctica profesional, aquella que tiene como fin la salvaguarda de la salud y la vida sin reparar en gastos. Pero si se ha sabido ésto no ha sido porque el gobierno regional de Ayuso, titular responsable de ese centro público, lo haya descubierto en el curso de las inspecciones a que estaría obligado, sino porque se ha conocido fortuitamente una charla del "gerente" del hospital en la que emplazaba a sus subordinados a ciscarse en la salud de los madrileños.

El modelo de Sanidad pública gestionada por empresas privadas, que inventó ¡Zaplana! y que enseguida implantó en Madrid ¡Esperanza Aguirre!, consiste en que el Estado (Comunidades Autónomas) pone todo, las empresas se llevan con su "gestión" un buen pico de lo que pone, y los ciudadanos, que son los que pagan, lo que se llevan es la cruel broma de una pésima atención sanitaria. La ministra del ramo, que tarde se da cuenta de que su ministerio no está tan vaciado como creía, dice que prepara una ley para acabar con ese modelo tan extractivo como lesivo, y es que la Sanidad, como la Educación, no admite subcontratas, a menos que la salud del cuerpo y la mente de las personas, su vida al cabo, importe poco o nada.

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