El reloj del cuco
En términos futbolísticos se suele decir que cuando un equipo está acorralado por el rival siempre termina pidiendo la hora para no perder. Y sin quererlo, parece que Sánchez también pide la hora como el Madrid en Getafe o el Barça contra el Girona. En la semana del clásico y del cambio de hora, Pedro ha vuelto a poner un cebo político y mediático de poco recorrido, porque con todo lo que está cayendo se muestra preocupado por algo que trasciende a los deberes prioritarios y obligaciones esenciales de un presidente del Gobierno. Pedro Sánchez, alias reloj de cuco, no parece preocupado por la falta de presupuestos, la corrupción que le rodea, las cesiones al chantaje separatista, las constantes subidas de impuestos a autónomos y ciudadanos rasos y otras lindezas de su mandato menguante. Dice Pedro minuto que él “ya no le ve sentido al cambio de hora”, porque las encuestas así lo respaldan y porque “la ciencia demuestra que no supone un ahorro energético y trastoca los ritmos biológicos”. Realmente es supremo el esfuerzo creativo de la Moncloa y de su legión de asesores, que usa las encuestas para esto, pero no el grandioso CIS victorioso de Tezanos para convocar elecciones dado el deterioro democrático. Sánchez tic-tac apela a la ciencia, como cuando se sacó de la manga un comité de expertos inexistente para la pandemia. El reloj del cuco Pedro quiere imponer a Europa el horario único porque le viene bien a él hablar de eso y no de otras cosas, pero ya le han dicho que no. Y así, Pedro reloj de pulsera ha decidido cambiar sus arengas de la Internacional Socialista y su papel de figurante pacifista universal por la de relojero de Europa. Lo siguiente será dar las campanadas en la Puerta del Sol en Nochevieja para ver si Ayuso se atraganta con las uvas y Feijóo perece en el intento. No hay descanso con el aborto, las residencias de Madrid durante la pandemia, la Dana de Valencia, las fosas guerracivilistas o el cribado del cáncer de mama en Andalucía. Pero sí con la Ley del sólo si es si, la corrupción sistémica, las pulseras antimaltrato, la colonización y okupación institucional, el asalto al poder judicial, las críticas sistemáticas del Gobierno a los jueces que investigan a Begoña, David, Ábalos, Cerdán, Koldo y el fiscal del borrado, el blanqueamiento de los ERE, la constitucionalidad inconstitucional de la amnistía, el acoso a la prensa crítica y el ataque de la separación de poderes en el Estado de Derecho. Y ahora, de la Moncloa Goldwyn Mayer nos llega la superproducción y ocurrencia del no es no al cambio de hora, que Pedro el eterno necesita para que no le mareen con el retraso y el adelanto del reloj por si el Cuco Sánchez quiere convocar elecciones en 2026. El reloj del cuco viene a ser el reloj de los Panchos en versión libre sanchista y letra adaptada a su peregrina circunstancia: “Reloj no marques las horas, porque voy a enloquecer, porque me iré para siempre, cuando amanezca otra vez”. El reloj del cuco Pedro Sánchez.
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