¿Principio del fin del populismo?

Publicado: 17 dic 2025 - 01:00

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La llegada a la Presidencia de Chile de José Antonio Kast bien podríamos definirla, inspirándonos en el título de una novela de Gabriel García Márquez, como la crónica de una victoria anunciada.

Y es que todas las encuestas coincidían en lo mismo: El candidato derechista derrotaría por amplio margen a la candidata comunista postulada por todas las fuerzas de izquierda.

De este modo, el mapa electoral de Sudamérica se tiñe de azul, quedando de color rojo países como Uruguay, Brasil, Venezuela y Colombia.

Y si se llegaran a confirmar los pronósticos que anuncian la inminente caída de Nicolás Maduro, podríamos decir que volvió a repetirse la crónica de una victoria anunciada.

Con la contundente victoria del chileno Kast, quien obtuvo el 60% de los votos, parce confirmarse que, al menos los pueblos del cono sur del continente americano están manifestando su repudio a un populismo que solamente los ha arruinado moral y económicamente.

Como antecedente a lo ocurrido en Chile, tenemos la ocurrido en otro país andino, Bolivia, en donde el candidato demócrata cristiano, Rodrigo Paz Pereira (nacido en Santiago de Compostela, España) puso fin a más de dos décadas de gobiernos izquierdistas que había impuesto el socialista Evo Morales.

A las pocas semanas de convertirse en el nuevo inquilino del Palacio Quemado, lo primero el flamante presidente boliviano fue meter en la cárcel a su antecesor Luis Arce, quien, siendo ministro de Evo Morales, había cometido graves actos de corrupción.

¿Qué es lo que está ocurriendo en aquellas lejanas latitudes del mundo hispánico?

Muy sencillo: No solamente los chilenos y bolivianos, sino también los paraguayos, peruanos, ecuatorianos y salvadoreños están hartos de un socialismo que solamente ha servido para arruinar a los pueblos en tanto que políticos ladrones se llenan las alforjas hasta el punto de reventar.

Al mismo tiempo, la creciente intervención de un sistema que proletariza a la clase media, que persigue como si fuesen delincuentes a los empresarios y que asfixia hasta el más leve instinto de superación, lo que provoca es la quiebra de miles de empresas convirtiendo a sus dueños en unos fracasados que no tienen más alternativa que la de vivir de las dádivas que les da el Estado.

Y es así que se da la paradoja de que gobiernos que toman a los pobres como bandera, lo único que hacen es convertir en mendigos a esos pobres cuyo número aumenta conforme el populismo va imponiendo sus programas.

La libertad económica es la base de todas las libertades y si al ciudadano le falta esa seguridad que brinda el tener dinero en el bolsillo, acabará sintiéndose mutilado y sin alternativas.

Fue así como populistas al estilo de Echeverría arruinaron México, al estilo de Cristina Fernández arruinaron Argentina, al estilo de Hugo Chávez arruinaron Venezuela, al estilo de Evo Morales arruinaron Bolivia y así una interminable pandilla de demagogos que marean al pueblo con su verborrea idiotizándolo en tanto que sus cómplices roban y hacen cuanto les viene en gana.

El caso es que, al ver tantos millones de fracasados y muchedumbre de gente sin empleo, creados por el populismo, los pueblos empiezan a despertar encontrándose ante una amarga realidad.

Y al tomar conciencia de la realidad, en cuanto tienen oportunidad, votan expresando un repudio visceral al socialismo.

Es así como nos explicamos la popularidad de líderes como el argentino Javier Milei, como la venezolana María Corina Machado, el boliviano Rodrigo Paz, el salvadoreño Nayib Bukele y ahora del chileno José Antonio Kast.

No hay efecto sin causa: El triunfo del ahora presidente electo de Chile es la consecuencia del hartazgo de unos pueblos que lo único que piden es un sistema de libertades que les permita prosperar y salir adelante.

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